En esta sección vamos a empezar a recopilar los mejores aforismos de los libros escritos por autores nacidos o residentes en España, y publicados en nuestro país a partir del año 2010 en adelante. Lo hacemos para reunir en un único espacio virtual la más ingente cantidad de información posible sobre este tema, a modo de "enciclopedia" para su consulta por parte de cualquier interesado o estudioso en el futuro.
Nota del editor.- La reproducción de los textos se realiza a título informativo y de documentación científica; conminamos fervorosamente a la adquisición de los títulos para sostener la industria editorial española. Y si el libro ya ha sido descatalogado o se agotó y no ha vuelto a ser reeditado, quede aquí constancia de su existencia como muestra de reconocimiento hacia el autor y los editores.

El caracol dorado
Renacimiento
Sevilla
2011
176 págs.
La mejor estratagema es esperar sentado.
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La suerte del agua es escapar.
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Los extremos sacrifican la idea.
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La alegría de la vida es la alegría de la vida. Lo demás son componendas.
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El rigor no merma la libertad, la fortalece.
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Actuar con naturalidad no es meritorio, la misma palabra lo dice.
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La permanencia de lo perfecto hastía, por eso la naturaleza es sabia.
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Cuando alguien desee perdurar, que no construya en vida su monolito.
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Algunos conocidos, terroristas de la intimidad.
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Los atenienses no eran ni más guapos ni más altos. Observaban el mundo y lo decían. Ahora lo manipulamos.
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En la infancia, la lectura de la Ilíada se reducía a la anécdota del caballo.
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Una guerra, como referencia, atrasa el devenir de las épocas.
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El silencio cumple misiones tan importantes como las palabras.
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Los muebles crujen porque los árboles viven en ellos. Dicen.
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Cuando escribas, cuando ames, cuando interpretes, imagina que es la última vez, y acrecentarás la emoción.
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La noche nos disculpa. Comenzamos a ser reos con la luz.
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Trabajo en mis creencias, como en el mejor oficio.
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Los juncos, cerca del camino, se balanceaban. El sonido, al entrechocar, de difícil descripción. Cosas del campo.
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A la maestra de veinte años que nos hablaba del rey de Argos, en la escuela rural, dedico mi memoria.
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Las muñecas lucían dientes de cartón, y pelucas de seda. Ahora dan miedo.
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Si las ideas envejecen, dejarlas morir en paz.
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¿Qué pasaría si el pueblo se negara a presenciar las bodas reales?
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Era otoño. Las nubes parecían cabalgar en la tarde, y volé con ellas.
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Necesita la gente referencias, los espejos lo saben.
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A pesar de nuestra condición precaria, nos empeñamos en ser futuristas.
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Es increíble que no nos sorprenda el vuelo de un pájaro.
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Desengañémonos, la convivencia es dificilísima pero, ¿y la soledad?
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Somos ricos en despertares. Imposible recordarlos todos.
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Somos tan vulnerables que si pasan y nos rozan acusamos con extrañeza el incidente, y esperamos disculpas. Fundados, sin embargo, en la fraternidad.
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Quienes conocieron tarde el mar, quedan marcados por su hondura.
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Morir debe ser fácil, lo peor son los preámbulos.
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La muerte es inquilina con aspiraciones de dueña.
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Parte de la emoción hacia lo desconocido está en el tránsito.
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Si con los años no hemos alcanzado ciertas dosis de ternura, mejor abandonar el campo.
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El universo nos mantiene entretenidos, sin embargo, es posible que salgamos de él con sensación de no haber entrado.
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Escribir bien no consiste en decir, sino en llevarlo a cabo de la mejor manera.
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En estos tiempos los artistas se representan en primer término, en lugar de ir la obra por delante.
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¿Quién dio el primer beso?
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Lo desconcertante del mundo es que nos ignora.
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Pensar no es creerse cierto sino estar capacitado para perseguir certezas.
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Si la fama no es otra cosa que “ser olvidados un poco después”, ¿por qué gastar la vida en un empeño inútil?
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Seguro que Homero era el muchacho de su barrio cantando siempre la misma historia.
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La guerra debería ser impedimento para seguir hablando de otras cosas.
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La experiencia, en sí, es mero soporte, en la medida que profundicemos en ella, seremos compensados.
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Nada de cuanto pensamos ha perdido la palabra, pero ¿qué haríamos sin ella?
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Mantener el equilibrio ante una muerte próxima es privilegio de mentes ordenadas.
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Lo malo no es sólo dejar este mundo, sino tener que comunicarlo.
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¿Quién recuerda la última noche de juventud?
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Qué obsesión de estadística, cuando sólo importa que somos uno.

Salpicaduras
Trea
Oviedo
2013
46 págs.
Los mapas son deseos en miniatura.
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Donde hay caridad hay crueldad.
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El poder lo excluye todo menos a los sonámbulos.
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La tristeza cínica que deja toda cultura dominante.
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A nuevas retóricas, nuevas líricas solitarias.
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En toda política se oculta otra política.
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Hay tantas verdades como médiums.
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Lleva tiempo percatarse de horizontes.
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El poder aspira a ser indecible.
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Lo somero que es aspirar a ser penumbra.
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El corazón, como la campana, toca a todo.
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La vida feliz avanza sin nosotros.
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El amor, un cuerpo a dos voces.
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Hay metafísica de sobra en la bañera.
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Sólo lo desconocido es inmortal.
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Cada época elige su ausencia genuina.
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La existencia no es lo que hay sino lo que queda.
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Dios se ha suicidado por los hombres.
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Nada está en blanco salvo la belleza.
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Los recuerdos se obstinan en teatralizar la vida.
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Toda perfección es póstuma.
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Viajar, moverse para no llegar.