Los aforismos de Luis Felipe Comendador


Poeta y editor, Luis Felipe Comendador ha cultivado también la novela, el aforismo, el ensayo o la obra gráfica. En 2003, con la colaboración con José Luis Morante recoge, en Vuelta a la nada, la obra poética escrita desde 1995 hasta 2002. Este libro es una muestra de la variedad de voces que pueblan su poesía, de ese realismo cotidiano adornado de elementos fantásticos, la convivencia de melancolía e ironía y la mezcla de registros y niveles lingüísticos. También en 2003 publica El amante discreto de Lauren Bacall, su poemario más sincero y duro, según ha reconocido el autor, en el que se funden el amor y la muerte en un ambiente de desolación. En esta breve muestra de sus aforismos, realizada por el propio autor, tenemos la oportunidad de acceder a una de las múltiples facetas de este escritor prolífico, fecundo y singular.


El arte, como la vida, es solo una dimensión de lo imprevisto.


Dormir es la diaria obligación de esconderte de ti mismo.


Una mujer delgada parece mucho más desnuda cuando se desnuda.


Aléjate para que te vea mejor.


Solo tu colchón conoce el peso de tus sueños.


Cada uno acaba teniendo la sonrisa de su ideología.


Mira al cielo... y no sabrás dónde pisas.


No pasa nada cuando a mí no me pasa nada.


Ceder es una señal de inteligencia superior, pues en la cesión siempre hay una generosidad que obliga al otro.


La realidad es una forma de ficción tangible.


El progreso consiste en el arte de caminar hacia lo vulgar.


La libertad de todos es la dura prisión de cada uno.


El idioma, aunque no lo creas, tiene graves consecuencias en tu forma de ser imbécil.


Soy impreciso como estrategia de resistencia contra la precisión de la muerte.


Ideales... aquel tabaco...



Libros al Albur



El aforismo según Roberto Juarroz

Según el autor argentino, la literatura fragmentaria prefiere la secuencia breve y concentrada, el trozo expresivo, los restos más valiosos que puedan salvarse del naufragio. Desconfía de la abundancia o el exceso de palabras y cree que algunas cosas, tal vez las más plenas, sólo pueden ser captadas enunciándolas sin mayor desarrollo, explicación, discurso o comentario. Supone que únicamente esa vía estrecha logra capturar la instantaneidad del pensar, de la visión creadora o de la iluminación mística, al no traicionar la momentaneidad quebradiza del fluir temporal.


El juego de la taba, de Elías Moro

El autor de El juego de la taba se presenta a sí mismo en su blog como Elías Moro (Madrid, "cosecha" del 59). Jugaba al baloncesto. Ahora quiere a sus mujeres (4) y a sus amigos, lee lo que le dejan, escribe como puede, baila salsa (aunque lo que le gusta de verdad es el tango). Algún enemigo tendrá también por ahí, no voy a decir que no. Estado actual: escéptico. El Aforista presenta una selección de este libro de aforismos, publicado recientemente, realizada por el propio autor, que brillan por su honestidad y la limpieza absoluta de su dicción, lejos de efectismos fáciles.


Los motivos de Morante

José Luis Morante (El Bohodón, Ávila, 1956) es un reconocido poeta que, aparte de su labor docente, es responsable del blog Puentes de Papel. En el género aforístico, Morante ha publicado Mejores días y tiene en prensa Motivos personales, del cual ofrecemos en exclusiva el siguiente adelanto editorial, seleccionado por el propio autor.


S. J. Lec, el descabellado

Lec, que creció en el seno de una familia judía, hizo de su infancia y juventud en el Imperio Austrohúngaro una especie de santuario de la nostalgia. Libertario y escéptico, en sus aforismos Lec saca a la luz una exploración irónica de la realidad absurda del totalitarismo. La primera edición de sus aforismos fue publicada en 1957 bajo el título de Pensamientos descabellados, y en ellos aprendemos más de la calamitosa experiencia del siglo XX que en los gruesos volúmenes académicos.


Las ocurrencias recurrentes de Trull


Felix Trull es autor de centenares de aforismos, que ha venido pergeñando durante más de veinte años. En esta sucinta selección de sus aforismos más recientes encontramos una serie de ocurrencias recurrentes, como él mismo las llama, pues se trata en apariencias de chispazos que, tal vez, no vayan a más y permanezcan en estado larvario, pero que en su capacidad de retornar a la mente acaban convirtiéndose en una suerte de reto al pensamiento...



Pascal, padre del aforismo clásico

Mientras los matemáticos pretenden racionalizar el mundo, el creyente Pascal reivindica un «orden de la caridad, no de la inteligencia» cuyo núcleo «consiste principalmente en la digresión». Si bien el estilo de escritura de Pascal no incidió de forma determinante en los filósofos de su época, sí que abrió nuevos caminos expresivos para los literatos franceses, los cuales protagonizarían la edad de oro del aforismo clásico con nombres como Chamfort, Vauvenargues o La Rochefoucauld.


Fragmento vs. aforismo

El aforismo o el axioma defienden la inmediatez del objeto del conocimiento ante la conciencia (aunque su naturaleza sea oscura, como en Heráclito); la del fragmento establece una dificultad apriorística en la capacidad del sujeto por aprehender el objeto. La diferencia estriba en el verbo ser. Desde el punto de vista del conocimiento, el aforismo trata con la realidad de forma directa, conformando su idea previa de que existe un contacto inmediato entre el objeto de conocimiento y el sujeto que lo aprehende; mientras que el fragmento, indirecto, incompleto y dubitativo, oscila con respecto de la posición del sujeto ante su objeto.



El caleidoscopio de Pérez Antolín

Aforismo tras aforismo, como un lento goteo de lluvia fina, La más cruel de las certezas va destilando un pensamiento hermosamente escrito, al modo de un largo poema que lanza pequeños dardos de reflexión que sorprenden al lector. Las materias que aborda son variadas: poder, sexo, muerte, ética, estética, literatura, metafísica, sociología, psicología. El autor recorre la vida misma en sus variadas facetas, de forma que los breves textos aparecen aquí como fragmentos de un todo que se construye a modo de caleidoscopio, configurando una estructura plural y multicolor, de raíz poética, expresión filosófica y estilo narrativo.



UROBORO