Savater: la expansividad de la alegría


Fernando Savater (San Sebastián, 1947) es uno de los pensadores españoles vivos más relevantes. Sus libros han aportado luz a múltiples temáticas, desde la literatura infantil (en La infancia recuperada) hasta la ética civil y laica (en Ética para Amador). Su defensa de las formas breves, y del aforismo en particular, como instrumento adecuado para acceder a un tipo de conocimiento no necesariamente argumental, pero sí plenamente racional, se conjuga con su especial talento para sintetizar ideas convincentes en frases rotundas, incluso en el tránsito de un párrafo de mayor recorrido. Tirar de la cuerda es el título de un libro compuesto por este tipo de frases, entresacadas por el escritor Andrés Neuman de las propias obras de Savater, donde se revela esta habilidad innata del autor para la condensación brillante de conceptos complejos en la exigua extensión de un aforismo. El libro ha sido publicado por Cuadernos del Vigía (Granada, 2012) y el extracto que publicamos ha sido aprobado por la editorial.


Nunca he querido estar completamente dentro y me ha faltado talento o ascetismo para mantenerme completamente fuera.


Quizá la palabra "yo" sea una especie de localizador verbal, como los términos "aquí" y "ahora".


¿Por qué intentar tender puentes cuando uno es todavía lo suficientemente ágil para saltar?


La perversión es poco más que la regla vista desde el ángulo del cretino.


Quien sabe lo que quiere, rara vez quiere nada interesante.


La alegría se las arregla para sacar de lo real más de lo que nos brinda.


Resulta por lo menos chocante que se considere como prototipo de materialista a alguien capaz de sacrificarlo todo (ocio, sueño, sexo, comida y bebida, diversiones) con tal de conseguir más dinero.


La mayor diferencia entre un enfermo real y un enfermo ideológico es que el primero quiere que lo curen a él, y el segundo reclama la curación de la sociedad.


El último refugio del esclavo es la queja, pero nunca su liberación.


¿Cómo va a descubrir el sentido del mundo alguien tan bobo como para creer que puede descubrirlo?


La libertad es la estilización y afinamiento de lo necesario.


La alegría es expansiva pero nunca misionera, en tanto que el agobio necesita prosélitos.


La sociedad es frecuentemente sublime pero la masa es siempre abyecta.


Mala señal -filosóficamente hablando- la premura en edificar certezas que sustituyan de inmediato a las recién derribadas.


El juego es el mejor modo de vivir, no el mejor modo de pasar el rato.


Con los años aumenta el orgullo y por lo tanto disminuye la vanidad.


La alegría no es la conformidad alborozada con lo que ocurre en la vida, sino con el hecho de vivir.



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