Los seminales aforismos de José Bergamín


José Luis Trullo.- Vaya por delante: El duende malpensante no es un libro de José Bergamín, aunque los textos que contiene saliesen, todos, de su pluma. El duende malpensante es lo que yo califico, admirativamente, como un "libro de editor", o sea: un volumen cuyo artífice, en lo que atañe a su configuración formal, es un tercero distinto al autor. Un libro de editor es el resultado de una labor de selección y organización ingente por parte de quien la asume, el cual no se limita a dar traslado a los lectores de una obra preexistente, sino que participa de forma activa en la configuración final de la misma. Este tipo de libros son los que justifican y dignifican la figura del editor en el siglo XXI, tal y como yo la entiendo (el interesado puede leer mi análisis en este artículo).

En el caso de El duende malpensante, el editor es el profesor Gonzalo Penalba Candela, uno de los más reputados especialistas en la obra y el pensamiento de José Bergamín. Suya es la selección de los textos que componen el libro, así como suyo es el prólogo que explica e interpreta la relación del autor con el género aforístico. En el mismo, afirma Penalba que "podemos calificar el género aforístico bergaminiano como 'género integrador' de toda su obra [...] del que dimanan todos los demás". Es decir, para Bergamín el aforismo no sería una forma expresiva entre las demás, sino que en cierto modo asumiría una función seminal; tanto es así que, con frecuencia, el escritor desarrollará muchos de sus aforismos años después de haberlos escrito, retomándolos tal cual o incluso amplificándolos.

Que el aforismo ocupa en la creación bergaminiana un papel no menor lo reconoce él mismo cuando asume que "mis textos extensos, en cierta medida, son aforismos perifrásticos. Y mis aforismos, una autobiografía sincopada". El carácter vehemente de Bergamín le induce, con frecuencia, a descargar conceptos como trallazos, no por intuitivos menos profundos. En una carta a un amigo, le confiesa esta naturaleza convulsa de su expresión aforística: "mis aforismos se amontonan, sin darme cuenta, y me estorban para trabajar. Tengo que echarlos fuera pronto". Frente a la exigencia organizativa, un tanto árida, de la novela o el teatro, el aforismo le permite a Bergamín la expresión apodíctica, expeditiva, típica del género más breve. Ello no le resta, como decimos, ni un ápice de valor a sus aforismos: únicamente contextualiza el uso que de ellos hace el autor.

El duende malpensante es una recopilación de textos no publicados hasta la fecha en formato libro, y que se encontraban dispersos en revistas, en muchos casos inaccesibles (Verso y prosa, de Murcia; El Nacional, de Caracas; Sábado Gráfico, de Madrid). Los aforismos se organizan en varios bloques, por orden cronológico de creación, de modo que la heterogeneidad aparente se subsume en una cierta coherencia, a menudo también temática: por ejemplo, conforme con los intereses del autor en cada momento, se puede detectar un mayor interés por el tema religioso, por la política, por el arte del toreo... Mención aparte merecen los aforismos en verso (o aforemas, si utilizamos la nomenclatura creada por Miguel Ángel Arcas) recogidos en los subapartados Palabras en juego y Asombros chinescos, plenos de sabor popular y delicada e irónica espontaneidad.

Destaca Penalba, sin ambages, que "el aforismo en Bergamín es variadísimo en el fondo y en la forma; en una misma página encontramos verdades trascendentes, indiscutibles, perennes junto a textos arbitrarios, discutibles, prescindibles". Y se justifica: "no es función del editor hurtar al lector toda esa riqueza y complejidad de la vida misma, plasmada en creación literaria". No será este reseñista quien le enmiende la plana. Eso sí: dispóngase el lector a acometer una lectura tumultuosa, abrupta, en la que encontrará de todo, como en botica, incluso irritantes declaraciones misóginas ("una mala mujer es peor que un mal hombre") o aventuradísimas apuestas políticas, ideológicas y religiosas. Algo que no tiene por qué ser, en sí mismo, malo, en una época saturada de libros que halagan las ideas comunes y los espacios obligados de encuentro a cualquier precio, incluso el la honestidad personal.

Por último, cabría decir de El duende malpensante que es un libro que trasciende el marco de los libros de aforismos al uso, erigiéndose en un documento histórico y literario de primera magnitud. Incluso estaría por decir que no es el lector clásico de aforismos quien mayor provecho y disfrute extraerá de su lectura (no en vano, muchos de los textos que en él aparecen con mucho esfuerzo podrían considerarse aforismos en el sentido más ortodoxo del término). Estamos ante un "instant classic", una obra de referencia a la cual se retornará en los próximos años, una y otra vez, como ejemplo del buen hacer de un editor y de una editorial (Cuadernos del Vigía, de Granada) en su encomiable tarea de surtir al lector hispanohablante de materiales de calidad, inencontrables de otro modo. Felicidades, pues.

J. Bergamín, El duende malpensante. Cuadernos del Vigía, Granada, 2015, 187 páginas.



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Aforistas españoles vivos

Como un suculento y nutricio menú degustación ha sido mi lectura de este Aforistas españoles vivos que Libros al Albur ha puesto al alcance de los lectores aficionados al género. Un espléndido menú de once platos sabiamente combinados en los que, en variadas dosis y tiempos de cocción, y picando de aquí de y de allá, se paladean todos los sabores conocidos, si bien, al menos para quien esto suscribe y acaso producto de los tiempos que corren, lo ácido y lo amargo se llevan la palma.



De los aforismos de Lichtenberg, que tradicionalmente han conocido una excelente acogida en el mercado editorial español, existen tres ediciones distintas, publicadas por Edhasa, Cátedra y Fondo de Cultura Económica. Este volumen publicado por Hermida Editores, el primero de la obra completa que ahora se publica en traducción de Carlos Fortea y prólogo de Jaime Fernández, recoge los tres primeros cuadernos según la edición canónica publicada en alemán, con lo cual nos encontramos ante una novedad de importancia dentro del género en español.



Los Aforismos de Oscar Wilde que recopila Gabril Insausti en esta edición recientemente editada por Renacimiento, dentro de la magnífica colección A la mínima dirigida por Manuel Neila, suponen una magnífica demostración del inmenso talento del autor para el género más brave. Se trata, en su mayoría, de frases entresacadas de sus propias obras, que avalan la capacidad sintética, incluso sentenciosa, del irlandés.


Ilusión y verdad del arte, de Nietzsche

Ilusión y verdad del arte es una antología de pensamientos de Friedrich Nietzsche en torno al tema de la ilusión y la autenticidad en el arte. Escogidos, traducidos y prologados por Miguel Catalán, dan una visión panorámica de las ideas del filósofo alemán sobre la función y el sentido del arte en la vida humana. Aunque el orden de los textos es temático y no temporal, por estas páginas van pasando ante los ojos del lector las distintas fases del pensamiento de Nietzsche hasta los casi desconocidos fragmentos póstumos.



Reflexiones del señor Z. no es un libro de aforismos, en el sentido clásico del término: sus 259 textos, más o menos breves todos ellos, encajan mal con la aspiración más o menos moral, más o menos sapiencial, del lapidario género más breve. Aquí, unos llevan a otros, como cuentas distintas de un mismo collar. Reflexiones del señor Z. tampoco es un libro de microrrelatos, entendidos como lentejuelas narrativas que brillan un momento, cuando incide sobre ellas la luz de la lectura, y luego se apaga. En este caso, la luz rebota y va dando saltos, sin encontrar un posadero al final.



La ventana invertida, del filósofo y mago Miguel Catalán, no es su primer libro. Ni es el primer libro suyo que leo. A Catalán, como a mí, le gusta lo breve. Seguramente, al igual que yo, lo ha leído todo. Sin duda es un lector exhaustivo, pero se queda con lo nuclear, lo contundente, lo esencial. Y todo ello le inspira lo propio. Esta “ventada invertida” lo presupone. Se nota que tiene un gran dominio de la concisión, al menos para expresar sus pensamientos por escrito. Y yo se lo agradezco profundamente. Esta ventana suya nos ofrece las reflexiones que se hace a sí mismo sobre su entorno más interno y externo.


La cruel certeza de Pérez Antolín

El aforismo goza de plena salud. Como género literario, ofrece una fórmula reflexiva, provocadora, asertiva que, pese a los interrogantes que es susceptible de abrir, da seguridad, pues proporciona una racionalidad que persigue poner en orden el mundo. Y el nuevo libro de Mario Pérez Antolín, La más cruel de las certezas, es un buen ejemplo de la actualidad del aforismo y de su eficacia como medio de expresar una racionalidad frente al desorden.



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