Una monumental cartografía de un género heterogéneo: Fuegos de palabras



Paulo A. Gatica Cote, profesor de la Universidad de Salamanca y reconocido especialista en el aforismo español contemporáneo, reseña para El Aforista la reciente antología de Carmen Camacho, titulada Fuegos de palabras. El aforismo poético español de los siglos XX y XXI (1900-2014), publicada en Sevilla por la Fundación José Manuel Lara hace unas semanas.


Empieza a convertirse en un lugar común destacar la creciente visibilidad del aforismo y de otras formas hiperbreves. La proliferación de colecciones especializadas en editoriales señeras y de nuevo cuño, así como la aparición de amplios panoramas como Pensar por lo breve. Aforística española de entresiglos (1980-2012) (Trea, 2013) y La levedad y la gracia: aforistas hispánicos del siglo XX (Renacimiento, 2016), elaborados respectivamente por José Ramón González y Manuel Neila; y las más recientes antologías de José Luis Trullo –Aforistas españoles vivos (Libros al Albur, 2015)–, Manuel Neila –Aforismos contantes y sonantes. Antología consultada (Letras cascabeleras, 2016); Bajo el signo de Atenea. Diez aforistas de hoy (Renacimiento, 2017)–, Mario Pérez Antolín –Concisos. Aforistas españoles contemporáneos (Cuadernos del laberinto, 2017)– o León Molina –Verdad y media. Antología de aforismos españoles del siglo XXI (La Isla de Siltolá, 2017)– han contribuido de manera decisiva al cartografiado de las principales voces del aforismo español contemporáneo.*

En este contexto propicio, la publicación de Fuegos de palabras. El aforismo poético español de los siglos XX y XXI (1900-2014) (2018), antología al cargo de Carmen Camacho (Alcaudete, 1976) y editada por la Fundación José Manual Lara, supone una de las aportaciones más interesantes realizadas hasta la fecha sobre la situación del aforismo español contemporáneo de los siglos XX y XXI (1900-2014)**. Evidentemente, la antología se muestra ambiciosa en sus objetivos ya que, aparte de trazar algunas de las líneas maestras del género, elabora una completa perspectiva de la “viña del aforismo poético español” (pág. 24). Al margen de posibles polémicas acerca de tal o cual inclusión –juicio soberano del antólogo–, los cuarenta y ocho aforistas seleccionados por Carmen Camacho e introducidos por sendas semblanzas biobibliográficas y unas breves notas críticas sobre cada aforística particular constituyen una muestra representativa y coherente de las coordenadas del género entre 1900 y 2014. Eso sí, debo subrayar una ausencia insoslayable en Fuegos de palabras: la de la propia poeta jienense, quien, en un loable ejercicio de honestidad, no se suma a una nómina a pesar de que sus Minimás (Baile del Sol, 2008, 2009) y Zona franca (Cuadernos del Vigía, 2016) merecerían un lugar destacado.

Aun a riesgo de pecar de reduccionista, la crítica coincide en señalar que el aforismo se mueve, grosso modo, entre los polos “clásico”, pariente cercano de otros microtextos sapienciales –enunciado breve que condensa y transmite algún tipo de enseñanza o contenido memorable–, y “moderno”, fecundado por la emergencia del yo romántico y de un modo de pensar fragmentario. No obstante, sería imposible establecer en la actualidad una cesura entre dichas modalidades, pues la escritura aforística produce una apertura semántica-cognoscitiva que desborda cualquier cierre de su forma o de su contenido. En concreto, si se sigue la nota de la edición (pp. 93-94), la antología acoge una selección de “aforistas puramente poéticos y antipoéticos con aforistas metafísicos y morales que cultiva, además de las formas conceptuales, aforismos de corte metafórico” y cultivadores de “aforismos indirectos” y lo que podrían considerarse meta-aforistas que reflexionan sobre su propia práctica. Ahora bien, se puede apreciar sin necesidad de bucear demasiado en los textos antologados la presencia de modelos encuadrables en más de una línea. Como sentencia Carmen Camacho con acierto: “Arduo oficio, de existir, el de sexador de aforismos” (pág. 11). Por esta razón, ante la dificultad para proponer una definición que haga honor a la etimología del aforismo –aphorizein, definir, delimitar–, la editora prefiere una especie de aproximación cartográfica: “las formas aforísticas limitan al norte con la filosofía y al sur con la poesía. Pero también al este con otras formas breves y al oeste con lo visual y las artes plásticas” (pág. 13).

 De acuerdo con su propuesta de caracterización, la aforística es un tipo de “literatura salteada” que promueve una manera de pensar asistemática, basada más en la intuición y en la analogía que en el discurso lógico-argumentativo o analítico. En este sentido, su potencia cognoscitiva no debe medirse por el número de palabras ni por la univocidad de sentido literal; al contrario, el aforismo contemporáneo rehúye las verdades universales, esclerotizadas e inmunes a la crítica. A diferencia de algunos modos de acceso directo a la realidad, que alimentan una falaz transparencia o univocidad de la tríada lengua-pensamiento-representación, los fuegos de palabras exploran “más allá de los límites promovidos por la lógica y la razón especulativa” (pág. 31) a través de procedimientos considerados oblicuos o, incluso, irracionales como la metáfora, la imagen, el “balbuceo” o la intuición.

Por otra parte, he de resaltar la acertada inserción de los antiaforismos, concebidos a modo de eléctrico y risueño “contra-decir” (pág. 41), y de los aforismos “indirectos”. De manera injustificada, estos microtextos suelen ser excluidos del canon aforístico, debido a que, por un lado, se nutren de recursos considerados marcadamente paraliterarios o, incluso, extraliterarios –boutades, gags, apropiaciones de eslóganes publicitarios o lemas– “para subvertirlos gracias a un ejercicio de extrañamiento, comparación, repetición y descontextualización” (pág. 40); y, por otro, el libro no es visto como el único espacio privilegiado de publicación e instancia legitimadora impuesta por un modo de circulación de la palabra. Por tanto, se admite la existencia de otras formas, en principio, “no librescas” que enriquecen y amplían el corpus, como las jaculatorias de Fernando Arrabal, las viñetas de El Roto, los grafitis de Neorrabioso o los tuits y estados de Facebook de Camilo de Ory.

Finalmente, entre las muchas virtudes de la antología, cabe mencionar que, si bien Fuegos de palabras solo recoge muestras de seis autoras –Dionisia García, Gloria Fuertes, Julia Otxoa, Chantal Maillard, Isabel Mellado y Erika Martínez–, esta “obligada” desproporción visibiliza la ausencia y discriminación que sufrieron textos y autoras hasta casi finalizado el siglo XX. Por suerte, como la propia editora comenta, en los últimos años han aparecido valiosas aportaciones de aforistas de la talla de Isabel Mellado, Azahara Alonso, Ana Pérez Cañamares, Carmen Canet, Isabel Bono o Victoria León, que, además de consolidar la emergencia de escritoras en la actualidad, llenan, en cierto modo, ese injusto silencio al que se vieron abocadas durante demasiado tiempo.

En definitiva, Fuegos de palabras. El aforismo poético español de los siglos XX y XXI (1900-2014) cumple con creces las expectativas de cualquier tipo de lector: informado, curioso, exigente, ocasional o hasta distraído. A lo largo de sus casi quinientas páginas repletas de píldoras de poesía, y de certero y juguetón lirismo intelectual, la poeta y aforista jienense –si acaso existe dicha diferencia– no solo ha sabido unir en este monumental trabajo su íntimo conocimiento de las formas breves con una profunda erudición; asimismo, las luces y llamaradas ahí reunidas ofrecen un esclarecedor testimonio de la vitalidad de un género o transgénero –jamás subgénero– que se solaza “en su pluralidad y su carácter felizmente heterogéneo” (pág. 94).

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* El poeta abulense José Luis Morante ha preparado una antología del aforismo español que saldrá publicada próximamente en la colección Letras Hispánicas de la editorial Cátedra. Asimismo, habría que mencionar la aparición en España de certámenes literarios dedicados al aforismo como el Premio José Bergamín –con cinco ediciones a sus espaldas–, convocado por la editorial granadina Cuadernos del Vigía; el I Premio de Aforismos “La isla de Siltólá”, promovido por la editorial homónima; y las dos ediciones del Premio Rafael Pérez Estrada de Aforismos. En la web sobresalen el portal El Aforista y el blog Documenta mínima, gestionados respectivamente por José Luis Trullo, y Raquel Vázquez y Francisco Rodríguez.

** La relación de autores es la siguiente: Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, Benjamín Jarnés, José Bergamín, Federico García Lorca, José Camón Aznar, Enrique Jardiel Poncela, Ramón J. Sender, Max Aub, Arturo Soria y Espinosa, Miguel Hernández, Juan Eduardo Cirlot, Gloria Fuertes, Cristóbal Serra, Carlos Edmundo de Ory, Antidio Cabal, Vicente Núñez, Ángel Crespo, Rafael Sánchez Ferlosio, José Ángel Valente, Antonio Fernández Molina, Dionisia García, Fernando Arrabal, Rafael Pérez Estrada, Andrés Rábago “Ops/El Roto”, Ángel Guinda, Chantal Maillard, Ángel de Frutos Salvador, Ramón Eder, Julia Otxoa, Fernando Menéndez, Andrés Trapiello, José Luis Gallero, Ramón Andrés, Pedro Casariego Córdoba, Miguel Ángel Arcas, Carlos Marzal, José Ignacio Foronda, Accidents Polipoètics (Xavier Theros y Rafael Metlikovez), Eduardo García, Jordi Doce, Isabel Mellado, Lorenzo Oliván, Camilo de Ory, Rodrigo Cortés, Andrés Neuman y Erika Martínez.







Enciclopedia de libros españoles de aforismos

Inauguramos nueva sección, en la que vamos a empezar a recopilar los mejores aforismos de los libros escritos por autores nacidos o residentes en España, y publicados en nuestro país a partir del año 2010 en adelante. Lo hacemos para reunir en un único espacio virtual la más ingente cantidad de información posible sobre este tema, a modo de "enciclopedia" para su consulta por parte de cualquier interesado o estudioso en el futuro. Las primera obras que incorporamos son los libros de Carlos Marzal, Ana Pérez Cañamares, Jordi Doce, Dionisia García, Fernando Menéndez, Erika Martínez, José Antonio Santano, Emilio López Medina y Mario Pérez Antolín.


Pessoa: aprender a no ser nadie

La obra y la personalidad de Fernando Pessoa han sido sobradamente estudiadas, analizadas e incluso desmenuzadas desde que, en 1982, se diera a conocer uno de los títulos mayúsculos del siglo XX, su proteico y deforme Libro del desasosiego. La pluralidad y heterogeneidad del autor eran, no sólo conocidas, sino fomentadas por él mismo, así que sería ocioso abundar de nuevo en ello. Aun así, tal vez se haya incidido excesivamente en su gusto por los heterónimos desde la perspectiva de la multiplicación de la identidad personal, orillando el hecho de que, detrás de ella, late un proyecto de destrucción de la misma, una verdadera tarea de conquista del anonimato esencial del ser humano.


Gil-Albert: el placer de discurrir

Un arte de vivir es un volumen misceláneo, compuesto por anotaciones dispersas entre las cuales los aforismos tienen un papel destacado, donde Juan Gil-Albert (Alcoi, 1904-Valencia, 1994) "escribe, como si se tratara de un dietario personal", en palabras de Claudia Simón, aquellas reflexiones en bruto que luego darían pie, o no, a algunos de sus poemas, ensayos o artículos de prensa. Ese carácter primario, un tanto visceral, nos permite acceder a la intimidad del escritor desde una perspectiva nueva, la cual ya habíamos avizorado en su Breviarium vitae. Son sus disquisiciones, aun inspiradas en la España de su época, de total actualidad, plenamente vigentes, lo cual nos informa, para nuestro espanto, de lo poco que cambian algunas naciones por mucho que muden sus estructuras políticas, y para nuestro consuelo, de lo mucho que perviven los buenos textos cuando apuntan a lo esencial.


Los sofismas de Vicente Núñez

Vicente Núñez (Aguilar de la Frontera, Córdoba, 1926 - 2002) empezó a publicar sus peculiares 'sofismas' en octubre de 1987, y siguió haciéndolo prácticamente hasta su muerte en las páginas de los periódicos Córdoba y El Correo de Andalucía. Según indica Miguel Casado, "se trata de tiradas breves, que recogen en cada caso ocho o diez frases, sin una especial ordenación ni alguna clase de afinidad temática". Estos sofismas se recogieron en volumen en varias ocasiones: Sofisma (1994), Entimema (1997) o Sorites (2000). El propio Casado publicó la antología Nuevos sofismas (Germania, Alzira, 2001), en la cual agrupaba los aforismos por temas, a modo de diccionario extravagante; con ello muchas de las anotaciones se iluminaban entre sí, logrando una apariencia sistemática que tal vez no había buscado conscientemente el autor (lo cual no significa que no existiera). En El Aforista compartimos algunos de los aforismos de este libro que más nos han llamado la atención.


Karl Kraus: el artista es el Otro

En palabras del filósofo y aforista Miguel Catalán, "de la síntesis entre lo ético estético procede la importancia del aforismo que, a partir de 1905, irá dominando toda la escritura del austríaco Karl Kraus (28 de abril de 1874 - 12 de junio de 1936), pero que constituye también la forma secreta de toda su escritura. Canetti lo expresa indicando que en sus libros y discursos nunca existió un principio organizador dominante, sino que las frases aisladas (inatacables, perfectas) iban ensamblando, el modo de sillares, una Muralla China igualmente eficaz en todas sus partes. Quintaesencia de su estilo y de un ideario personal que intentaba unificar fondo y forma, el aforismo de Kraus presenta una densidad excepcional y unas aristas cortantes, cualidades que tanto influirían en el estilo de escritura de Ludwig Wittgenstein, Elias Canetti, Thomas Bernhard o Peter Handke". El Aforista publica una breve selección de los aforismos de Karl Kraus, extraídos de La tarea del artista (Casimiro, Madrid, 2011), con la pertinente autorización de su traductor y antólogo, el propio Catalán, a quien agradecemos su generosidad.


María Zambrano: la entraña del cielo

En el libro titulado Dictados y sentencias (Edhasa, Barcelona, 1999), Antoni Marí realizó una selección de frases entresacadas de las obras de María Zambrano, tal vez la autora más densa, honda y audaz del pensamiento español de todos los tiempos. La exigencia de claridad que la propia Zambrano planteaba como horizonte moral y conceptual de la filosofía se traduce en un estilo con sobreabundancia de expresiones rotundas, apodícticas, válidas por sí mismas aunque deudoras de una cosmovisión que las ilumina y dignifica. Es por ello que la operación desnaturalizadora de Marí, y en general de todas las antologías que destilan aforismos a partir de textos de otra naturaleza, encuentra en este caso una plena justificación, tanto filosófica como poética.


Wittgenstein: reflexiones que siembran

Ludwig Wittgenstein nació en Viena el 26 de abril de 1889 en el seno de de una de las familias más prominentes y ricas del Imperio austrohúngaro. Creció en un hogar que proporcionaba un ambiente excepcionalmente intenso para la realización artística e intelectual. Es uno de los filósofos más relevantes del s. XX, gracias a su Tractatus logico-philosophicus. Mantuvo una posición muy crítica sobre sus colegas e incluso sobre lo que podían opinar de él otras figuras del ámbito científico. Murió en Cambridge en 1951, mientras se encontraba trabajando en un manuscrito que analizaba los supuestos y condiciones de la certeza, publicado de manera póstuma. Los aforismos que publicamos pertenecen a su obra Cultura y valor.


Geyser Dacosta: imponerse límites

Geyser Dacosta nació en Caracas, en el año 1980. Acaba de publicar su primer libro de aforismos, Acus (Libros al Albur, Sevilla, 2017). Fue finalista del certamen poético Alfonsina Storni (Calgary, 2009). El mismo año fue galardonado con el premio de autores inéditos de Monte Ávila Editores, mención narrativa, por su obra Los hijos de Israel. En 2016 obtuvo el X Premio Nacional de Cuento Policlínica. Sus textos y algunas críticas sobre su poesía han aparecido en diversas revistas literarias, entre otras: Ágora; papeles dramáticos, Alba Volante, Almiar, Vallejo & Co, Qantati. Actualmente vive en Montreal.


Del fragmento al diálogo: 
los aforismos de Roberto Juarroz

La deplorable fragmentación o división del pensamiento en campos aislados de poesía y filosofía, según la “historia no narrable” planteada por Roberto Juarroz, implica de igual manera una separación de la materia con respecto al concepto y del cuerpo con respecto a la idea. Los términos elegidos por Juarroz en sus propios aforismos parecen resumir un afán de reconciliación entre ambos universos alejados. La más congruente y sólida obra en prosa de Juarroz es la suma de sus Fragmentos verticales, ordenados por el propio autor en tres grupos: “Casi poesía”, “Casi razón” y “Casi ficción”.  A decir verdad, las conferencias, entrevistas y ensayos de Juarroz pueden leerse también como sucesiones de aforismos o declaraciones redondas que se comunican entre sí, complementándose y a veces, en apariencia, contradiciéndose.