Los tóxicas gotas de Sergio Golwarz


Hiram Barrios.- Pocos pensadores contemporáneos podrían ostentar el título de “renacentistas” al estilo de Sergio Golwarz . Escritor, filósofo, músico e inventor; visitó los géneros literarios del cuento, la novela, el teatro y el aforismo e incursionó en la crítica fílmica y literaria, así como en la reflexión filosófica de temas como el humor, el arte o el lenguaje; desde temprana edad destacó como violinista y algunos de sus discos obtuvieron difusión, y no poco renombre, en todo el continente americano; realizó estudios de acústica y preconizó, entre otras cosas, innovaciones importantes sobre el uso y colocación de micrófonos para las transmisiones de grandes conjuntos musicales.

Si la brevedad es, según palabras del propio autor, la mayor virtud literaria, son entonces los aforismos los que mejor ejemplifican su trabajo creativo. A éstos los llamó Gotas tóxicas o Máximas morales, y los identificó como productos de la técnica del chiste. Para Golwarz el chiste era una obra de arte toda vez que se sometía al cuidado y la depuración de los elementos que lo componen. Explicar el chiste, y ejemplificar su proceso de construcción, fueron preocupaciones en su obra ensayística y filosófica. Sus inquisiciones sobre la retórica del chiste son acaso los primeros intentos de formular una aforística mexicana, es decir, una explicación sistemática de una técnica de elaboración textual. Más que una filosofía de la composición, es una economía llevada al campo del humor. El vocabulario preferido, los referentes culturales y la picardía que fundamentan la estética de las gotas tóxicas hacen de éstas un ejemplo de escritura mexicana. Aunque Golwarz se educó en el extranjero, supo asimilar las características del humor nacional, para hacer aforismos universales —chistes artísticos, como él querría— de un humor exquisito y refinado. No es gratuito que la práctica del aforismo sea una actividad cimentada en la experiencia: demanda destreza e ingenio que sólo se perfeccionan con los años.

Gotas tóxicas reúne aforismos y minificciones publicados por el autor en libros, diarios y revistas literarias entre 1956 y 1969, y acaba de ser publicado como ebook por la editorial mexicana Cuadrivio. El Aforista publica una breve selección de las mismas, con la autorización expresa del compilador.



Me sorprende a veces comprobar que existe todavía gente que escribe en serio; y me sorprende, porque ya casi nadie lee en serio.

Los recursos económicos de un individuo no deben estimarse por su capital, sino por sus deudas.


La envidiable tranquilidad espiritual de algunos seres se debe exclusivamente a su mala memoria.


Ese niño era tan precoz que tenía demencia senil.


El placer que producen los propios aciertos sólo puede ser comparado con el que causan los errores ajenos.


Una vez adquirida la experiencia, no queda tiempo para usarla.


Lo que en los demás es repugnante cinismo, en nosotros es simpática franqueza.



 aforistas.com


Aforistas españoles vivos

Como un suculento y nutricio menú degustación ha sido mi lectura de este Aforistas españoles vivos que Libros al Albur ha puesto al alcance de los lectores aficionados al género. Un espléndido menú de once platos sabiamente combinados en los que, en variadas dosis y tiempos de cocción, y picando de aquí de y de allá, se paladean todos los sabores conocidos, si bien, al menos para quien esto suscribe y acaso producto de los tiempos que corren, lo ácido y lo amargo se llevan la palma.


Los Cuadernos de Lichtenberg

De los aforismos de Lichtenberg, que tradicionalmente han conocido una excelente acogida en el mercado editorial español, existen tres ediciones distintas, publicadas por Edhasa, Cátedra y Fondo de Cultura Económica. Este volumen publicado por Hermida Editores, el primero de la obra completa que ahora se publica en traducción de Carlos Fortea y prólogo de Jaime Fernández, recoge los tres primeros cuadernos según la edición canónica publicada en alemán, con lo cual nos encontramos ante una novedad de importancia dentro del género en español.


Aforismos de Óscar Wilde

Los Aforismos de Oscar Wilde que recopila Gabril Insausti en esta edición recientemente editada por Renacimiento, dentro de la magnífica colección A la mínima dirigida por Manuel Neila, suponen una magnífica demostración del inmenso talento del autor para el género más brave. Se trata, en su mayoría, de frases entresacadas de sus propias obras, que avalan la capacidad sintética, incluso sentenciosa, del irlandés.


Ilusión y verdad del arte, de Nietzsche

Ilusión y verdad del arte es una antología de pensamientos de Friedrich Nietzsche en torno al tema de la ilusión y la autenticidad en el arte. Escogidos, traducidos y prologados por Miguel Catalán, dan una visión panorámica de las ideas del filósofo alemán sobre la función y el sentido del arte en la vida humana. Aunque el orden de los textos es temático y no temporal, por estas páginas van pasando ante los ojos del lector las distintas fases del pensamiento de Nietzsche hasta los casi desconocidos fragmentos póstumos.


Reflexiones del señor X., de Enzensberger

Reflexiones del señor Z. no es un libro de aforismos, en el sentido clásico del término: sus 259 textos, más o menos breves todos ellos, encajan mal con la aspiración más o menos moral, más o menos sapiencial, del lapidario género más breve. Aquí, unos llevan a otros, como cuentas distintas de un mismo collar. Reflexiones del señor Z. tampoco es un libro de microrrelatos, entendidos como lentejuelas narrativas que brillan un momento, cuando incide sobre ellas la luz de la lectura, y luego se apaga. En este caso, la luz rebota y va dando saltos, sin encontrar un posadero al final.


La ventana invertida, de Miguel Catalán

La ventana invertida, del filósofo y mago Miguel Catalán, no es su primer libro. Ni es el primer libro suyo que leo. A Catalán, como a mí, le gusta lo breve. Seguramente, al igual que yo, lo ha leído todo. Sin duda es un lector exhaustivo, pero se queda con lo nuclear, lo contundente, lo esencial. Y todo ello le inspira lo propio. Esta “ventada invertida” lo presupone. Se nota que tiene un gran dominio de la concisión, al menos para expresar sus pensamientos por escrito. Y yo se lo agradezco profundamente. Esta ventana suya nos ofrece las reflexiones que se hace a sí mismo sobre su entorno más interno y externo.



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