Un charlatán compulsivo en un entierro


Francisco Rodríguez Coloma.- La mayoría de las veces, un libro es un solo libro. En contadas ocasiones, un libro es el afortunado abismo al que se asoma el lector para contemplar su verdadero rostro. Simic, en El monstruo ama su laberinto, conforma un muestrario de pinzas, espéculos, agujas, jeringas y bisturís que llagan las manos ensangrentadas de los que se atreven a pasar página.

En la sección IV del libro (que traduce el poeta -y aforista- Jordi Doce) leemos: “Cioran escribe: “Dios tiene miedo del hombre... El hombre es un monstruo, y la historia lo ha demostrado”. Esa es la clave: diseccionar la monstruosa fragilidad del hombre, eviscerar, sin piedad ni espanto, el tumor de todas sus contradicciones. Es cierto que, Simic, cirujano y paciente, obtiene de esa autoexploración especular, unas reflexiones que abren la puerta a la sátira: “Los sirvientes de los ricos y poderosos están convencidos de que nosotros les envidiamos su servidumbre”. Pero Simic no se conforma con regodearse señalando los vicios que llevaron a la podredumbre del presente. “El ojo atento empieza a oír”, escribe con áspera lucidez.

Ese es el tono embriagador que le permite saltar del análisis de su poética a las reflexiones acerca de la naturaleza del arte o el sentido de la vida. A veces, dice (“Toda defensa de la poesía es una defensa de la locura”); otras, sentencia (“La belleza de un momento fugaz es eterna”); en muchas ocasiones, alecciona (“Todo el mundo quiere parafrasear el contenido del poema, salvo el poeta”); frecuentemente, escupe (“ Esa clase de barrio donde es muy probable que una rata tenga a un niño de mascota”).

Cierra este libro el Epílogo de Seamus Heaney, Abreviando que es Simic, un perfecto escalpelo con el que el lector podría incidir sobre esa línea de puntos discontinua que ha ido trazando la lectura sobre su vientre. Lo abre la sección primera, un conjunto de (micro)relatos, probablemente autobiográficos con los que deslumbra al lector este visionario que explica, con la brillantez de la que carecen otros, el verdadero sentido de su oficio: “El poeta es un charlatán compulsivo en un entierro. La gente le da codazos y le ordena callar, él se disculpa, reconoce que sí, que no es el sitio adecuado, etcétera, pero es incapaz de cerrar el pico”.


Ch. Simic, El monstruo ama su laberinto. Vaso Roto, Madrid, 2015. 163 páginas.

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(A continuación, reproducimos una breve selección de textos pertenecientes a este libro).


Todos somos polizones de una nave de los locos.


El poema que quiero escribir es un imposible. Una piedra que flota.


Soñé que Dios me pedía un texto de solapa para su creación.


El nacionalismo es amar el olor de nuestra mierda colectiva.


Una confesión genuina: creo en los peces solubles.


Él podía leer la mente de una cerilla encendida cuando entraba en un cuarto a oscuras.


Mi ambición es arrinconar al lector y hacerle imaginar y pensar de otra manera.



 aforistas.com



Aforistas españoles vivos

Como un suculento y nutricio menú degustación ha sido mi lectura de este Aforistas españoles vivos que Libros al Albur ha puesto al alcance de los lectores aficionados al género. Un espléndido menú de once platos sabiamente combinados en los que, en variadas dosis y tiempos de cocción, y picando de aquí de y de allá, se paladean todos los sabores conocidos, si bien, al menos para quien esto suscribe y acaso producto de los tiempos que corren, lo ácido y lo amargo se llevan la palma.



De los aforismos de Lichtenberg, que tradicionalmente han conocido una excelente acogida en el mercado editorial español, existen tres ediciones distintas, publicadas por Edhasa, Cátedra y Fondo de Cultura Económica. Este volumen publicado por Hermida Editores, el primero de la obra completa que ahora se publica en traducción de Carlos Fortea y prólogo de Jaime Fernández, recoge los tres primeros cuadernos según la edición canónica publicada en alemán, con lo cual nos encontramos ante una novedad de importancia dentro del género en español.



Los Aforismos de Oscar Wilde que recopila Gabril Insausti en esta edición recientemente editada por Renacimiento, dentro de la magnífica colección A la mínima dirigida por Manuel Neila, suponen una magnífica demostración del inmenso talento del autor para el género más brave. Se trata, en su mayoría, de frases entresacadas de sus propias obras, que avalan la capacidad sintética, incluso sentenciosa, del irlandés.


Ilusión y verdad del arte, de Nietzsche

Ilusión y verdad del arte es una antología de pensamientos de Friedrich Nietzsche en torno al tema de la ilusión y la autenticidad en el arte. Escogidos, traducidos y prologados por Miguel Catalán, dan una visión panorámica de las ideas del filósofo alemán sobre la función y el sentido del arte en la vida humana. Aunque el orden de los textos es temático y no temporal, por estas páginas van pasando ante los ojos del lector las distintas fases del pensamiento de Nietzsche hasta los casi desconocidos fragmentos póstumos.



Reflexiones del señor Z. no es un libro de aforismos, en el sentido clásico del término: sus 259 textos, más o menos breves todos ellos, encajan mal con la aspiración más o menos moral, más o menos sapiencial, del lapidario género más breve. Aquí, unos llevan a otros, como cuentas distintas de un mismo collar. Reflexiones del señor Z. tampoco es un libro de microrrelatos, entendidos como lentejuelas narrativas que brillan un momento, cuando incide sobre ellas la luz de la lectura, y luego se apaga. En este caso, la luz rebota y va dando saltos, sin encontrar un posadero al final.



La ventana invertida, del filósofo y mago Miguel Catalán, no es su primer libro. Ni es el primer libro suyo que leo. A Catalán, como a mí, le gusta lo breve. Seguramente, al igual que yo, lo ha leído todo. Sin duda es un lector exhaustivo, pero se queda con lo nuclear, lo contundente, lo esencial. Y todo ello le inspira lo propio. Esta “ventada invertida” lo presupone. Se nota que tiene un gran dominio de la concisión, al menos para expresar sus pensamientos por escrito. Y yo se lo agradezco profundamente. Esta ventana suya nos ofrece las reflexiones que se hace a sí mismo sobre su entorno más interno y externo.



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