Aitor Francos: "El aforismo puede estar escondido en otros géneros"


El currículum literario de Aitor Francos (Bilbao, 1986) no es tan amplio que no deje de crecer cada día que pasa. Poesía y aforismo conviven de manera pacífica y amigable en sus manos, lo cual le ha reportado varios galardones y bastantes libros (el último de ellos, Camas, en la editorial ovetense Trea). Con Fuera de plano ganó el Premio Internacional de Aforismos José Bergamín. En esta entrevista, Francos reflexiona acerca de las relaciones entre los dos planos de su creación, cómo los acomete y qué le exige cada uno de ellos.


- ¿Cuándo empezaste a escribir aforismos? 

Llevaba muchos años escribiendo aforismos (en cuadernos, en los márgenes de las páginas de tantos libros) antes de darme cuenta de que lo estaba haciendo, pero diría que, de manera independiente, empecé a escribirlos cuando comprendí mejor lo que quería hacer en poesía. Con la criba y las correcciones, y con el gusto por pulir, por desechar y dejar en lo esencial lo poético. Me recuerdo leyendo decenas de diarios de escritores, para saber de primera mano las razones que motivaban su poesía, preguntarme cómo se enfrentaban a la propia escritura, a lo íntimo, y a la vida. Me influyeron después, bastante, como para decantarme por el género aforístico, Cioran, La Rochefoucauld, Joseph Joubert, y otros como Carlos Pujol o Peter Handke. Las máximas de Kafka (sus diarios), estaban (y están) siempre presentes. También las relecturas de Borges, Chesterton o de Wilde, me hicieron ver cómo el aforismo puede estar condensado y escondido en otros géneros. Y luego están esos escritores, por nombrar algunos, Carlos Edmundo de Ory, Cirlot, Cristóbal Serra, a los que aprecio y admiro por inclasificables.


- En tu calidad de poeta con una trayectoria a tus espaldas, ¿qué supone el aforismo como género? 

El aforismo me permite callarme más y sugerir sin explicar, arriesgarme a no ser lo suficientemente bueno, porque al condensar una idea en tan poco rara vez se da el acierto; en el poema, más ambicioso, eso es algo quimérico, entran más condicionantes, y, por tanto, se acepta desde el principio como norma básica del juego la imperfección. A mí me preocupa el lenguaje, tanto como la idea, el cómo se dice. Y la reescritura, la corrección inacabable, lo es todo. Condensar, esquematizar, deshuesar también el brillo repentino. Echar fuera incluso las sombras. Llegar a pensar directamente en síntesis, si es que eso es viable. Y fomentar la capacidad de estar alerta. En un aforismo todavía inédito, de hace unos meses, hablo de ello: "Lo importante del aforismo es estar de verdad preparado para no llegar a decir nada, pero decirlo".

A propósito de esto último, me atrevería a decir que existe un género nuevo, el aforismo que se ocupa de definir lo que es un aforismo. Eso es porque no sabemos bien lo que hacemos, por suerte.


- ¿Qué te aporta un poema y qué un aforismo que no los haga intercambiables?

Me dan un estado de conciencia y una predisposición para la escritura diferente. La cuestión no es si son intercambiables. Pasar de uno a otro me permite cambiar de tono y de lenguaje; escribir aforismos es gravitar cerca de un poema, y al revés.


- ¿Qué afinidad ves entre ambos géneros, no tanto desde un plano 
teórico sino desde tu perspectiva personal como escritor?

El aforismo es más un andamiaje, donde puedo articular con coherencia un pensamiento genuino, algo esencial, rotundo, certero y listo para aguijonear al lector; y además me da una apariencia de seguridad en lo que pretendo decir. La poesía es la tela que lo cubre de dudas.






Enciclopedia de libros españoles de aforismos

Inauguramos nueva sección, en la que vamos a empezar a recopilar los mejores aforismos de los libros escritos por autores nacidos o residentes en España, y publicados en nuestro país a partir del año 2010 en adelante. Lo hacemos para reunir en un único espacio virtual la más ingente cantidad de información posible sobre este tema, a modo de "enciclopedia" para su consulta por parte de cualquier interesado o estudioso en el futuro. Las primera obras que incorporamos son los libros de Carlos Marzal, Ana Pérez Cañamares, Manuel Neila, Victoria León, José Luis Morante, Ander Mayora, Jordi Doce, Dionisia García, Fernando Menéndez, Erika Martínez, Felix Trull, José Antonio Santano, Emilio López Medina, Carmen Canet, José Ángel Cilleruelo, Pedro Roso, Antonio Rivero Taravillo, Miguel Ángel Arcas, Gabriel Insausti y Mario Pérez Antolín, entre otros.


Los aforistas que se ocupan de Dios

Una somera lectura de los libros publicados en España en los últimos años, y ciñéndonos exclusivamente al siglo XXI, nos permite afirmar, de manera taxativa, que los aforistas españoles vivos, contra la impresión apresurada, sí se ocupan de Dios. A propósito de la publicación de la antología Las cosas que no son. Los aforistas y Dios por parte de Libros al Albur, reunimos un puñado de aforismos sobre Dios escritos por Juan Kruz, José Luis García Martín, Gregorio Luri o Jesús Cotta, entre muchos otros.


De poetas a aforistas

Iniciamos en El Aforista una ronda de entrevistas con poetas que, en un momento dado, empezaron a cultivar el género más breve, hasta incorporarlo a su quehacer cotidiano. Contribuyen Ana Pérez Cañamares, León Molina, José Luis Morante, Raquel Vázquez, Karlos Linazasoro y Erika Martínez, entre otros.


Cioran: la pausa del espíritu

Émil Cioran fue uno de los escritores más personalmente antihumanistas del s. XX. Nacido en Rumanía, hijo -como Nietzsche- de un pastor, recaló en París hasta su muerte, renegando de todos los rebaños. Sus libros, justamente célebres por su pesimista visión de la existencia, poseen una bella melancolía que los salva de la insulsa salmodia quejica. En ellos, además, encontramos muchos de los aforismos más redondos de la filosofía reciente; herederos, en parte, de los del Schopenhauer de Parerga y Paralipomena, así como de los textos breves de Lichtenberg y Kierkegaard, abordan de manera acerada y cruel algunos de los temas lacerantes de nuestra condición humana: la plenitud imposible, la muerte, el fracaso, la historia y sus pesos, la poesía y sus contrapesos...  En El Aforista nos hacemos eco de algunos de los reunidos en El ocaso del pensamiento (1940), uno de sus títulos formalmente más equilibrados y austeros, si es que se pueden usar dichos epítetos en un autor tan decididamente desmesurado.


Pessoa: aprender a no ser nadie

La obra y la personalidad de Fernando Pessoa han sido sobradamente estudiadas, analizadas e incluso desmenuzadas desde que, en 1982, se diera a conocer uno de los títulos mayúsculos del siglo XX, su proteico y deforme Libro del desasosiego. La pluralidad y heterogeneidad del autor eran, no sólo conocidas, sino fomentadas por él mismo, así que sería ocioso abundar de nuevo en ello. Aun así, tal vez se haya incidido excesivamente en su gusto por los heterónimos desde la perspectiva de la multiplicación de la identidad personal, orillando el hecho de que, detrás de ella, late un proyecto de destrucción de la misma, una verdadera tarea de conquista del anonimato esencial del ser humano.


Gil-Albert: el placer de discurrir

Un arte de vivir es un volumen misceláneo, compuesto por anotaciones dispersas entre las cuales los aforismos tienen un papel destacado, donde Juan Gil-Albert (Alcoi, 1904-Valencia, 1994) "escribe, como si se tratara de un dietario personal", en palabras de Claudia Simón, aquellas reflexiones en bruto que luego darían pie, o no, a algunos de sus poemas, ensayos o artículos de prensa. Ese carácter primario, un tanto visceral, nos permite acceder a la intimidad del escritor desde una perspectiva nueva, la cual ya habíamos avizorado en su Breviarium vitae. Son sus disquisiciones, aun inspiradas en la España de su época, de total actualidad, plenamente vigentes, lo cual nos informa, para nuestro espanto, de lo poco que cambian algunas naciones por mucho que muden sus estructuras políticas, y para nuestro consuelo, de lo mucho que perviven los buenos textos cuando apuntan a lo esencial.


Hiram Barrios: "El aforismo es una suerte de épica posmoderna"

El Aforista entrevista a Hiram Barrios, a propósito del boom aforístico que está experimentando España en los últimos años. Barrios (nacido en 1983) es escritor, traductor y catedrático. Estudió Letras en la UNAM y es especialista en Literatura Mexicana por la UAM. Ha publicado cuentos, poemas, ensayos y traducciones para distintas revistas, periódicos y suplementos culturales de circulación nacional. Textos suyos han aparecido en revistas de Colombia, Venezuela, Argentina y España. Es autor de los libros El monstruo y otras mariposas (ensayo, 2013) y Apócrifo (aforismo, 2014). Como experto estudioso del aforismo, también es responsable de la antología de autores mexicanos titulada Lapidario (2015). Es profesor de arte y literatura en el Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México.


Los sofismas de Vicente Núñez

Vicente Núñez (Aguilar de la Frontera, Córdoba, 1926 - 2002) empezó a publicar sus peculiares 'sofismas' en octubre de 1987, y siguió haciéndolo prácticamente hasta su muerte en las páginas de los periódicos Córdoba y El Correo de Andalucía. Según indica Miguel Casado, "se trata de tiradas breves, que recogen en cada caso ocho o diez frases, sin una especial ordenación ni alguna clase de afinidad temática". Estos sofismas se recogieron en volumen en varias ocasiones: Sofisma (1994), Entimema (1997) o Sorites (2000). El propio Casado publicó la antología Nuevos sofismas (Germania, Alzira, 2001), en la cual agrupaba los aforismos por temas, a modo de diccionario extravagante; con ello muchas de las anotaciones se iluminaban entre sí, logrando una apariencia sistemática que tal vez no había buscado conscientemente el autor (lo cual no significa que no existiera). En El Aforista compartimos algunos de los aforismos de este libro que más nos han llamado la atención.


Karl Kraus: el artista es el Otro

En palabras del filósofo y aforista Miguel Catalán, "de la síntesis entre lo ético estético procede la importancia del aforismo que, a partir de 1905, irá dominando toda la escritura del austríaco Karl Kraus (28 de abril de 1874 - 12 de junio de 1936), pero que constituye también la forma secreta de toda su escritura. Canetti lo expresa indicando que en sus libros y discursos nunca existió un principio organizador dominante, sino que las frases aisladas (inatacables, perfectas) iban ensamblando, el modo de sillares, una Muralla China igualmente eficaz en todas sus partes. Quintaesencia de su estilo y de un ideario personal que intentaba unificar fondo y forma, el aforismo de Kraus presenta una densidad excepcional y unas aristas cortantes, cualidades que tanto influirían en el estilo de escritura de Ludwig Wittgenstein, Elias Canetti, Thomas Bernhard o Peter Handke". El Aforista publica una breve selección de los aforismos de Karl Kraus, extraídos de La tarea del artista (Casimiro, Madrid, 2011), con la pertinente autorización de su traductor y antólogo, el propio Catalán, a quien agradecemos su generosidad.


María Zambrano: la entraña del cielo

En el libro titulado Dictados y sentencias (Edhasa, Barcelona, 1999), Antoni Marí realizó una selección de frases entresacadas de las obras de María Zambrano, tal vez la autora más densa, honda y audaz del pensamiento español de todos los tiempos. La exigencia de claridad que la propia Zambrano planteaba como horizonte moral y conceptual de la filosofía se traduce en un estilo con sobreabundancia de expresiones rotundas, apodícticas, válidas por sí mismas aunque deudoras de una cosmovisión que las ilumina y dignifica. Es por ello que la operación desnaturalizadora de Marí, y en general de todas las antologías que destilan aforismos a partir de textos de otra naturaleza, encuentra en este caso una plena justificación, tanto filosófica como poética.