Cuestionario Chamfort: Francisco Ferrero


Francisco Ferrero nació en Melilla, en 1980. Estudió la licenciatura en Filosofía, y con posterioridad el grado en Antropología Social y Cultural, ambos en la UNED. Es miembro del Forum Filosófico de Melilla. En sus propias palabras, "he cultivado y experimentado, desde la niñez, y profusamente, varios géneros literarios, aunque tengo una marcada inclinación por la expresión en forma de ensayo, poesía y todas las formas de aforística". La revolución de la paciencia (Libros al Albur, 2018) fue su primer libro, compuesto por casi 300 aforismos que configuran una voz propia, sin dejar de entroncar con la gran tradición del género más breve. Recientemente ha ganado el Premio Internacional de Aforismos José Bergamín con el libro Un silencio propio, que publicará en breve Cuadernos del Vigía.


1. ¿Recuerda cuándo empezó a escribir aforismos de una forma consciente, es decir, comprometido con el género en cuanto autor?

Le debo a mi madre el interés por la estructura verbal sentenciosa, pues tiene un conocimiento profuso e impresionante del variopinto acervo del refranero español, de manera que, prácticamente desde la niñez, llevo escuchando todo tipo de refranes y chanzas tradicionales que han encuadrado casi cualquier conversación o experiencia; probablemente, esto condicionara mis prácticas espontáneas iniciales de lo pensado en fragmentos. Otros hitos de juventud, definitivos y definitorios para sostener mis tentativas en relación al pensamiento y la escritura breve, fueron  descubrir, a los diecisiete años, Parerga y Paralipomena de Schopenhauer y, algo más adelante, El ocaso de los ídolos de Nietzsche. En los puntos de inflexión de esas lecturas, inmerso en la atmósfera de intensidad expresiva de estos autores, a veces de muy corto recorrido, marcaron de forma indeleble mi interés por el aforismo y la expresión filosófica asistemática y fragmentaria, y a partir de estos momentos, comencé a cultivar modestamente mi pensamiento a través de varias formas breves.

2. ¿Cuál es su método de creación y composición de aforismos? ¿Los corrige de forma concienzuda o prefiere respetar la primera intuición?

En determinados momentos, el pensamiento (a la postre aforismo) aparece como un chispazo, con forma y fondo perfectamente definidos, que requiere de muy poca revisión o pulido; por otro lado, no ocurre lo mismo con otro tipo de aforismos, que precisan casi protocolariamente de cierto método, revisión, más afilado y varias vueltas, fragmentos de fragmentos que parten quizá de alguna impresión, pensamiento, emoción, recuerdo o experiencia, o incluso, son estructuras lingüísticas vacías, envolturas atractivas que se relevan y exigen un ajuste semántico más meditado y elaborado para que el ensamblaje sea satisfactorio y cuya coherencia no se resienta.

Además de estos puntos comunes, otra cosa son las obsesiones y manías internas que cada autor suele desarrollar casi reverencialmente. Yo tengo querencia por abordar, en cuanto me es posible, la escritura de aforismos con música. Hay muchas melodías que me facilitan la creación y la búsqueda estética de ciertas imágenes, metáforas, palabras o recursos de estilo para pergeñar el aforismo con el tono o intensidad que busco. Le debo a la música una cantidad ingente de aforismos y gran parte de evolución personal en torno a ellos.

3. ¿Cuáles son sus aforistas de cabecera?

Entre los que considero puntos cardinales están Nietzsche y Schopenhauer, como antes indiqué, aparte de William Blake, Pascal, Cioran, Emily Dickinson, S. J. Lec, Simone Weil, Malcolm de Chazal, Wittgenstein, Tagore, Canetti, Porchia, Pizarnik, y, por supuesto, en mi edificio aforístico no faltan estancias destinadas a la filosofía proverbial zen, con la preclaridad de sus koan, además de todos los filósofos griegos. En el esqueleto aforístico sobre el que se sustenta nuestra lengua me parecen esenciales Baltasar Gracián, Juan Ramón Jiménez, José Bergamín, Ramón Gómez de la Serna y Carlos Edmundo de Ory.

4. Dígame su aforismo favorito, aquel que envidia no haber escrito usted.

En realidad, más que un aforismo u otro que quisiera haber escrito (hay un sinnúmero que me hubiera gustado escribir), admiro la obra y los recursos estéticos y expresivos que determinados autores han sido capaces de alcanzar, a esa rara especie de escritores que se vuelven un género en sí mismo. Cioran es un género. Christian Bobin es un género. Eso es lo que admiro sobremanera, más que el escrito puntual brillante que pueda encontrarse en tal o cual autor. Se pueden encontrar en infinidad de ellos, pero lo otro, hacer de una obra (o de gran parte de ella) un estilo y hallar con él una cima, es lo memorable.

5. ¿Recuerda el mejor aforismo sobre el aforismo que haya leído?

No sabría escoger preferencialmente uno sobre otro y, en todo caso, me gustaría creer que aquel que yo pudiera considerar como el mejor aforismo sobre el aforismo está por ser escrito (o, cuando menos, aún por leer/descubrir), y espero que para ello quede todavía mucho.

6. ¿Qué lugar ocupa el aforismo en su actividad creadora, respecto a otros géneros?

Ahora mismo, la composición fragmentaria y/o aforística ocupa un lugar muy relevante, junto con la ensayística. El apunte, la nota vivencial, la ocurrencia de circunstancias, han sido, desde los inicios de una cierta actividad creadora regular por mi parte, los materiales vírgenes desde los que me he nutrido para encauzarme expresivamente hacia otras estructuras literarias más formales.

7. ¿Cree que se está produciendo en España cierta burbuja aforística?

Si nos circunscribimos a una hipotética expansión o difusión de este tipo de escritura en ámbitos patrios con respecto a sus antecedentes histórico-literarios, creo observar indicios paradójicos; me parece advertir que sí hay un gran crecimiento en el uso del aforismo por parte de creadores que quizá antes no se habían acercado y, por el contrario, no me parece tanto un presumible interés creciente de lectores. En España, la historia del aforismo es discontinua, con picos de intensidad bastante remarcables, aunque es un género no tan prestigiado, cultivado y respetado como sí lo haya podido ser en otros países. Atendiendo a esto, si “burbuja aforística” abarca parcialmente el uso, concurso y quizá abuso que hoy en día está involucrando a muchos autores y muchos de ellos nuevos en este terreno, es posible que sí exista algún fenómeno creciente aplicable a ese término, hay mucha más visibilidad al haber más medios de difusión, pero no tengo tan claro que exista tanto interés en el público en general, algo así como un interés masivo, como sí creo que puede estar ocurriendo con la poesía, el haiku o con cualquier otra moda popular.

8. ¿Qué influencia cree que pueden haber ocasionado ciertos fenómenos sociales (como la publicidad o las redes sociales) en el actual boom del aforismo?

En lo estrictamente relativo a la influencia directa en el género, estos medios han supuesto una influencia capital, puesto que cualquier aficionado al aforismo (escrito o leído), no sólo dispone de los elementos fundamentales para hacer masiva (viralización) una distendida popularización de frases célebres o eslóganes ingeniosos, sino además, para hacer pública su propia obra desde varias plataformas sociales generales o específicas; ello ha delimitado una dimensión del género mucho mayor y un inusitado alcance que antes no tuvo para lectores profanos, pero, eso sí, y me remito a la respuesta anterior, los canales de comunicación del capitalismo, facilitan que cualquier producto cultural, de menor o mayor grado o calidad, pueda ser reproducido y difundido sin las limitaciones convencionales que hace un tiempo podrían existir, como por ejemplo, el dictamen y la selección de las editoriales. Esto está transformando las herramientas de producción de la industria cultural en general, y no sólo de la literaria o de algún género más o menos minoritario, y, de hecho, lo que pueda estar ocurriendo de un modo u otro con el aforismo, no es más que un efecto particular de un fenómeno entreverado en prácticamente todas las esferas de la sociedad.

9. ¿Qué virtud y qué peligro puede tener el aforismo respecto a otros géneros literarios?

En sí mismo y relativo a otros géneros, que el aforismo pueda tener peligros es una  virtud, denota que es relevante, y que tenga virtudes puede ser algo muy peligroso, denota que puede ser corruptible. En el ámbito literario, un tipo de escritura breve (que no veloz), siempre ha tenido el riesgo de tener que mantener despierto un criterio exigente para hilar muy finamente entre la banalización expresiva, el encapsulado en fórmulas redundantes y la veleidad de la fanfarria retórica, y que todo ello haga al autor sentirse cerca de algo parecido a la idea de la verdad, de una idea de hallazgo definitivo, es el riesgo más peligroso. En cambio, la virtud del aforismo es que a uno lo mete constantemente en problemas, nos pone al pie de los caballos de nuestro propio conocimiento, abriendo nuevas brechas de realidad, sembrando vigorosas ideas en los terrenos baldíos de las certezas y provocando que regresemos al principio de una ignorancia virgen, conduciéndonos a la perplejidad, que es, a su vez, de las máximas virtudes a las que cognitivamente podemos tener acceso. Este cuestionamiento permanente es muy saludable para observar con otro prisma las estructuras de varios géneros literarios y cómo pueden resquebrajarse otras lindes aparentemente más claras.

10. Para terminar, obséquieme con un aforismo inédito, nunca antes publicado en ningún otro sitio.   

Nos dedicamos a todo tipo de planes para ser felices; en cambio, la desdicha preferimos improvisarla.







Enciclopedia de libros españoles de aforismos

Inauguramos nueva sección, en la que vamos a empezar a recopilar los mejores aforismos de los libros escritos por autores nacidos o residentes en España, y publicados en nuestro país a partir del año 2010 en adelante. Lo hacemos para reunir en un único espacio virtual la más ingente cantidad de información posible sobre este tema, a modo de "enciclopedia" para su consulta por parte de cualquier interesado o estudioso en el futuro. Las primera obras que incorporamos son los libros de Carlos Marzal, Ana Pérez Cañamares, Manuel Neila, Victoria León, José Luis Morante, Ander Mayora, Jordi Doce, Dionisia García, Fernando Menéndez, Erika Martínez, Felix Trull, José Antonio Santano, Emilio López Medina, Carmen Canet, José Ángel Cilleruelo, Pedro Roso, Antonio Rivero Taravillo, Miguel Ángel Arcas, Gabriel Insausti y Mario Pérez Antolín, entre otros.


Los aforistas que se ocupan de Dios

Una somera lectura de los libros publicados en España en los últimos años, y ciñéndonos exclusivamente al siglo XXI, nos permite afirmar, de manera taxativa, que los aforistas españoles vivos, contra la impresión apresurada, sí se ocupan de Dios. A propósito de la publicación de la antología Las cosas que no son. Los aforistas y Dios por parte de Libros al Albur, reunimos un puñado de aforismos sobre Dios escritos por Juan Kruz, José Luis García Martín, Gregorio Luri o Jesús Cotta, entre muchos otros.


De poetas a aforistas

Iniciamos en El Aforista una ronda de entrevistas con poetas que, en un momento dado, empezaron a cultivar el género más breve, hasta incorporarlo a su quehacer cotidiano. Contribuyen Ana Pérez Cañamares, León Molina, José Luis Morante, Raquel Vázquez, Karlos Linazasoro y Erika Martínez, entre otros.


Cioran: la pausa del espíritu

Émil Cioran fue uno de los escritores más personalmente antihumanistas del s. XX. Nacido en Rumanía, hijo -como Nietzsche- de un pastor, recaló en París hasta su muerte, renegando de todos los rebaños. Sus libros, justamente célebres por su pesimista visión de la existencia, poseen una bella melancolía que los salva de la insulsa salmodia quejica. En ellos, además, encontramos muchos de los aforismos más redondos de la filosofía reciente; herederos, en parte, de los del Schopenhauer de Parerga y Paralipomena, así como de los textos breves de Lichtenberg y Kierkegaard, abordan de manera acerada y cruel algunos de los temas lacerantes de nuestra condición humana: la plenitud imposible, la muerte, el fracaso, la historia y sus pesos, la poesía y sus contrapesos...  En El Aforista nos hacemos eco de algunos de los reunidos en El ocaso del pensamiento (1940), uno de sus títulos formalmente más equilibrados y austeros, si es que se pueden usar dichos epítetos en un autor tan decididamente desmesurado.


Los aforistas y la paternidad

¿Qué queda de la paternidad en el siglo XXI? ¿Hay todavía hombres que la vivan como un hecho gozoso y crucial de sus existencias, incluso como una suerte de “bautismo” personal? Con el objetivo de aportar alguna luz a este asunto, capital en la vida de todo hombre, Libros al Albur ha invitado a varios aforistas a aportar sus textos donde dejan constancia de su experiencia personal al respecto, lo cual ha dado como fruto Fili Mei. Los aforistas y Dios, una antología que verá la luz en breve. Publicamos un breve adelanto en exclusiva.


Pessoa: aprender a no ser nadie

La obra y la personalidad de Fernando Pessoa han sido sobradamente estudiadas, analizadas e incluso desmenuzadas desde que, en 1982, se diera a conocer uno de los títulos mayúsculos del siglo XX, su proteico y deforme Libro del desasosiego. La pluralidad y heterogeneidad del autor eran, no sólo conocidas, sino fomentadas por él mismo, así que sería ocioso abundar de nuevo en ello. Aun así, tal vez se haya incidido excesivamente en su gusto por los heterónimos desde la perspectiva de la multiplicación de la identidad personal, orillando el hecho de que, detrás de ella, late un proyecto de destrucción de la misma, una verdadera tarea de conquista del anonimato esencial del ser humano.


Gil-Albert: el placer de discurrir

Un arte de vivir es un volumen misceláneo, compuesto por anotaciones dispersas entre las cuales los aforismos tienen un papel destacado, donde Juan Gil-Albert (Alcoi, 1904-Valencia, 1994) "escribe, como si se tratara de un dietario personal", en palabras de Claudia Simón, aquellas reflexiones en bruto que luego darían pie, o no, a algunos de sus poemas, ensayos o artículos de prensa. Ese carácter primario, un tanto visceral, nos permite acceder a la intimidad del escritor desde una perspectiva nueva, la cual ya habíamos avizorado en su Breviarium vitae. Son sus disquisiciones, aun inspiradas en la España de su época, de total actualidad, plenamente vigentes, lo cual nos informa, para nuestro espanto, de lo poco que cambian algunas naciones por mucho que muden sus estructuras políticas, y para nuestro consuelo, de lo mucho que perviven los buenos textos cuando apuntan a lo esencial.


Hiram Barrios: "El aforismo es una suerte de épica posmoderna"

El Aforista entrevista a Hiram Barrios, a propósito del boom aforístico que está experimentando España en los últimos años. Barrios (nacido en 1983) es escritor, traductor y catedrático. Estudió Letras en la UNAM y es especialista en Literatura Mexicana por la UAM. Ha publicado cuentos, poemas, ensayos y traducciones para distintas revistas, periódicos y suplementos culturales de circulación nacional. Textos suyos han aparecido en revistas de Colombia, Venezuela, Argentina y España. Es autor de los libros El monstruo y otras mariposas (ensayo, 2013) y Apócrifo (aforismo, 2014). Como experto estudioso del aforismo, también es responsable de la antología de autores mexicanos titulada Lapidario (2015). Es profesor de arte y literatura en el Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México.


Los sofismas de Vicente Núñez

Vicente Núñez (Aguilar de la Frontera, Córdoba, 1926 - 2002) empezó a publicar sus peculiares 'sofismas' en octubre de 1987, y siguió haciéndolo prácticamente hasta su muerte en las páginas de los periódicos Córdoba y El Correo de Andalucía. Según indica Miguel Casado, "se trata de tiradas breves, que recogen en cada caso ocho o diez frases, sin una especial ordenación ni alguna clase de afinidad temática". Estos sofismas se recogieron en volumen en varias ocasiones: Sofisma (1994), Entimema (1997) o Sorites (2000). El propio Casado publicó la antología Nuevos sofismas (Germania, Alzira, 2001), en la cual agrupaba los aforismos por temas, a modo de diccionario extravagante; con ello muchas de las anotaciones se iluminaban entre sí, logrando una apariencia sistemática que tal vez no había buscado conscientemente el autor (lo cual no significa que no existiera). En El Aforista compartimos algunos de los aforismos de este libro que más nos han llamado la atención.


Karl Kraus: el artista es el Otro

En palabras del filósofo y aforista Miguel Catalán, "de la síntesis entre lo ético estético procede la importancia del aforismo que, a partir de 1905, irá dominando toda la escritura del austríaco Karl Kraus (28 de abril de 1874 - 12 de junio de 1936), pero que constituye también la forma secreta de toda su escritura. Canetti lo expresa indicando que en sus libros y discursos nunca existió un principio organizador dominante, sino que las frases aisladas (inatacables, perfectas) iban ensamblando, el modo de sillares, una Muralla China igualmente eficaz en todas sus partes. Quintaesencia de su estilo y de un ideario personal que intentaba unificar fondo y forma, el aforismo de Kraus presenta una densidad excepcional y unas aristas cortantes, cualidades que tanto influirían en el estilo de escritura de Ludwig Wittgenstein, Elias Canetti, Thomas Bernhard o Peter Handke". El Aforista publica una breve selección de los aforismos de Karl Kraus, extraídos de La tarea del artista (Casimiro, Madrid, 2011), con la pertinente autorización de su traductor y antólogo, el propio Catalán, a quien agradecemos su generosidad.


María Zambrano: la entraña del cielo

En el libro titulado Dictados y sentencias (Edhasa, Barcelona, 1999), Antoni Marí realizó una selección de frases entresacadas de las obras de María Zambrano, tal vez la autora más densa, honda y audaz del pensamiento español de todos los tiempos. La exigencia de claridad que la propia Zambrano planteaba como horizonte moral y conceptual de la filosofía se traduce en un estilo con sobreabundancia de expresiones rotundas, apodícticas, válidas por sí mismas aunque deudoras de una cosmovisión que las ilumina y dignifica. Es por ello que la operación desnaturalizadora de Marí, y en general de todas las antologías que destilan aforismos a partir de textos de otra naturaleza, encuentra en este caso una plena justificación, tanto filosófica como poética.