La filosofía de frontera de Juan Manuel Uría


Juan Manuel Uria Iriarte (Rentería, 1976) es poeta, aforista, editor y librero. Ha publicado varios libros de poemas (Puerta de Coral, 2005; ¿Quién es Werther?, 2009; Transformaciones, 2009, Manzana de vaho, 2012; Las huellas del límite, 2014, Hablar porque la muerte, 2015) y también de aforismos (Dos por la manaña, 2015, con ilustraciones de Pablo Gallo). Los aforismos que publicamos pertenecen al libro La ciencia de lo inútil, de próxima publicación en el sello asturiano Trea, y se dan a conocer por cortesía del autor y del editor, a modo de adelanto editorial.


Escribir para saber qué es la poesía. Aproximarse lo más posible como una mano se acerca al fuego, como un niño que aprende a hablar.

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El poema coloca las cosas en su sitio: la sangre en su curso; el pensamiento en su pujanza; la salud en la verdad de un espíritu que cuaja en cada célula.

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¿Un pensamiento definitivo? Dejarlo atrás y comenzar a pensar de nuevo.

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El poema es conciencia hecha palabra.

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Poesía de la creación. La concepción de un mundo enfrentado a otro mundo. La subversión del texto.

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Tu corazón y tu palabra se unen en un mismo pensamiento del mundo. Marca de lo efímero, impulso de nacer, parto violento en el que nos deslumbra una luz profunda e hiriente.

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El poema es pasión de una esperanza que se alimenta de sí misma. Al alba, con la luz, el poeta restaurará el paisaje del deseo. Lo importante ocurrirá aquí, en esta realidad que es tiempo de amar el olor que despide un mundo recién pintado.

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Un origen que siempre nos esperará con manos de partera.

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La voluntad ata su pie derecho al pie izquierdo de la conciencia para caminar juntas alrededor de una hoguera como una realidad que hay que definir.

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La concentración de un matemático que calcula la existencia de dios, un todo abstracto; la divinidad como un sinsentido hermoso y subversivo.

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La poesía es el lirismo de un corazón que da forma al pensamiento; ciencia del pensar que comprende muy bien el sentido profundo del amor.

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El poema es clave de humanidad, fe reconquistada, nacimiento de un lenguaje en el propio lenguaje, una voz inédita que crece en el interior de otra voz antigua.

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La poesía curva el lenguaje como se curva la mirada (en la luz) para perfilar lo que se mira.

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La poesía no plantea hipótesis. La poesía no verifica. La poesía es.

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El verso es penetrado por el tiempo, se hace instante al que envuelve un pensamiento, una piel mineral, espacio en la piedra, refugio donde esperamos a que el que aún no somos nos alcance.

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Cierra los ojos. Piensa en lo que nos une. La palabra musical, gorda de esperanza, de cuerpo a cuerpo. Transición que nos conduce de lo que somos a la poesía.

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Sólo la lengua, la física, la sedienta, la que lame las piedras; solo la lengua es herramienta, pasión por ir más allá y olvidarse de lo dicho, de lo viejo que se hace polvo y razón heredada.

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Acto uno: Planteamiento: el hombre alza la mirada al cielo. Señala algo. Abre la boca; Acto dos: Desarrollo: emite sonidos guturales, los repite; otro hombre las escucha, no las entiende, pero las hace suyas y las dice igual. Surge el lenguaje (sagrado) que nombra el mundo y lo perfila, lo recrea y lo objetiva; Acto tres: Conclusión: los dos hombres juegan en el ámbito de lo simbólico; trasladan la mirada del cielo a sus manos, a la tierra, al otro, creando Cultura. Este proceso se repetirá indefinidamente.

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No entiendo nada. Y nace en mí una flor. Y no me lo explico.

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¿Lo que es, es verdaderamente? ¿Nombro realmente lo que nombro? La identidad de las cosas es tan poco nítida como mi propia identidad.

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Palabras hilvanadas de oscuridad, preñadas de futuro y esperanza. He aquí todo en realidad, todo lo que hay que decir: la esperanza. La que el poeta lleva encerrada en una mano cuando llora, cuando sufre, cuando calla.

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Escapa la poesía de la definición cerrada, del dictado. Escapa de mí.

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Envolver las cosas. Cubrirlas de una película transparente. Marcarlas. Hacerlas lo que son, no otra cosa. Penetrar el espejo. Mirarse desde ahí, inversamente. Saber así que la realidad no es un conjunto de piezas perfectamente encajadas, sino el pericardio que transforma el latido en conciencia. En pensamiento.

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Y tu compañera durmiendo a tu lado, más poderosa que el dios de la conciencia, que el café de los mineros, mientras escribes.

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Individuo del límite, filosofía de la frontera, donde todo adquiere otro sentido.


Libros al Albur


Enciclopedia de libros españoles de aforismos

Inauguramos nueva sección, en la que vamos a empezar a recopilar los mejores aforismos de los libros escritos por autores nacidos o residentes en España, y publicados en nuestro país a partir del año 2010 en adelante. Lo hacemos para reunir en un único espacio virtual la más ingente cantidad de información posible sobre este tema, a modo de "enciclopedia" para su consulta por parte de cualquier interesado o estudioso en el futuro. Las primera obras que incorporamos son los libros de Carlos Marzal, Ana Pérez Cañamares, Manuel Neila, Victoria León, José Luis Morante, Ander Mayora, Jordi Doce, Dionisia García, Fernando Menéndez, Erika Martínez, Felix Trull, José Antonio Santano, Emilio López Medina, Carmen Canet, José Ángel Cilleruelo, Pedro Roso, Antonio Rivero Taravillo, Miguel Ángel Arcas, Gabriel Insausti y Mario Pérez Antolín, entre otros.


Los aforistas que se ocupan de Dios

Una somera lectura de los libros publicados en España en los últimos años, y ciñéndonos exclusivamente al siglo XXI, nos permite afirmar, de manera taxativa, que los aforistas españoles vivos, contra la impresión apresurada, sí se ocupan de Dios. A propósito de la publicación de la antología Las cosas que no son. Los aforistas y Dios por parte de Libros al Albur, reunimos un puñado de aforismos sobre Dios escritos por Juan Kruz, José Luis García Martín, Gregorio Luri o Jesús Cotta, entre muchos otros.


De poetas a aforistas

Iniciamos en El Aforista una ronda de entrevistas con poetas que, en un momento dado, empezaron a cultivar el género más breve, hasta incorporarlo a su quehacer cotidiano. Contribuyen Ana Pérez Cañamares, León Molina, José Luis Morante, Raquel Vázquez y Antonio Rivero Taravillo, entre otros.


Cioran: la pausa del espíritu

Émil Cioran fue uno de los escritores más personalmente antihumanistas del s. XX. Nacido en Rumanía, hijo -como Nietzsche- de un pastor, recaló en París hasta su muerte, renegando de todos los rebaños. Sus libros, justamente célebres por su pesimista visión de la existencia, poseen una bella melancolía que los salva de la insulsa salmodia quejica. En ellos, además, encontramos muchos de los aforismos más redondos de la filosofía reciente; herederos, en parte, de los del Schopenhauer de Parerga y Paralipomena, así como de los textos breves de Lichtenberg y Kierkegaard, abordan de manera acerada y cruel algunos de los temas lacerantes de nuestra condición humana: la plenitud imposible, la muerte, el fracaso, la historia y sus pesos, la poesía y sus contrapesos...  En El Aforista nos hacemos eco de algunos de los reunidos en El ocaso del pensamiento (1940), uno de sus títulos formalmente más equilibrados y austeros, si es que se pueden usar dichos epítetos en un autor tan decididamente desmesurado.


Pessoa: aprender a no ser nadie

La obra y la personalidad de Fernando Pessoa han sido sobradamente estudiadas, analizadas e incluso desmenuzadas desde que, en 1982, se diera a conocer uno de los títulos mayúsculos del siglo XX, su proteico y deforme Libro del desasosiego. La pluralidad y heterogeneidad del autor eran, no sólo conocidas, sino fomentadas por él mismo, así que sería ocioso abundar de nuevo en ello. Aun así, tal vez se haya incidido excesivamente en su gusto por los heterónimos desde la perspectiva de la multiplicación de la identidad personal, orillando el hecho de que, detrás de ella, late un proyecto de destrucción de la misma, una verdadera tarea de conquista del anonimato esencial del ser humano.


Gil-Albert: el placer de discurrir

Un arte de vivir es un volumen misceláneo, compuesto por anotaciones dispersas entre las cuales los aforismos tienen un papel destacado, donde Juan Gil-Albert (Alcoi, 1904-Valencia, 1994) "escribe, como si se tratara de un dietario personal", en palabras de Claudia Simón, aquellas reflexiones en bruto que luego darían pie, o no, a algunos de sus poemas, ensayos o artículos de prensa. Ese carácter primario, un tanto visceral, nos permite acceder a la intimidad del escritor desde una perspectiva nueva, la cual ya habíamos avizorado en su Breviarium vitae. Son sus disquisiciones, aun inspiradas en la España de su época, de total actualidad, plenamente vigentes, lo cual nos informa, para nuestro espanto, de lo poco que cambian algunas naciones por mucho que muden sus estructuras políticas, y para nuestro consuelo, de lo mucho que perviven los buenos textos cuando apuntan a lo esencial.


Hiram Barrios: "El aforismo es una suerte de épica posmoderna"

El Aforista entrevista a Hiram Barrios, a propósito del boom aforístico que está experimentando España en los últimos años. Barrios (nacido en 1983) es escritor, traductor y catedrático. Estudió Letras en la UNAM y es especialista en Literatura Mexicana por la UAM. Ha publicado cuentos, poemas, ensayos y traducciones para distintas revistas, periódicos y suplementos culturales de circulación nacional. Textos suyos han aparecido en revistas de Colombia, Venezuela, Argentina y España. Es autor de los libros El monstruo y otras mariposas (ensayo, 2013) y Apócrifo (aforismo, 2014). Como experto estudioso del aforismo, también es responsable de la antología de autores mexicanos titulada Lapidario (2015). Es profesor de arte y literatura en el Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México.


Los sofismas de Vicente Núñez

Vicente Núñez (Aguilar de la Frontera, Córdoba, 1926 - 2002) empezó a publicar sus peculiares 'sofismas' en octubre de 1987, y siguió haciéndolo prácticamente hasta su muerte en las páginas de los periódicos Córdoba y El Correo de Andalucía. Según indica Miguel Casado, "se trata de tiradas breves, que recogen en cada caso ocho o diez frases, sin una especial ordenación ni alguna clase de afinidad temática". Estos sofismas se recogieron en volumen en varias ocasiones: Sofisma (1994), Entimema (1997) o Sorites (2000). El propio Casado publicó la antología Nuevos sofismas (Germania, Alzira, 2001), en la cual agrupaba los aforismos por temas, a modo de diccionario extravagante; con ello muchas de las anotaciones se iluminaban entre sí, logrando una apariencia sistemática que tal vez no había buscado conscientemente el autor (lo cual no significa que no existiera). En El Aforista compartimos algunos de los aforismos de este libro que más nos han llamado la atención.


Karl Kraus: el artista es el Otro

En palabras del filósofo y aforista Miguel Catalán, "de la síntesis entre lo ético estético procede la importancia del aforismo que, a partir de 1905, irá dominando toda la escritura del austríaco Karl Kraus (28 de abril de 1874 - 12 de junio de 1936), pero que constituye también la forma secreta de toda su escritura. Canetti lo expresa indicando que en sus libros y discursos nunca existió un principio organizador dominante, sino que las frases aisladas (inatacables, perfectas) iban ensamblando, el modo de sillares, una Muralla China igualmente eficaz en todas sus partes. Quintaesencia de su estilo y de un ideario personal que intentaba unificar fondo y forma, el aforismo de Kraus presenta una densidad excepcional y unas aristas cortantes, cualidades que tanto influirían en el estilo de escritura de Ludwig Wittgenstein, Elias Canetti, Thomas Bernhard o Peter Handke". El Aforista publica una breve selección de los aforismos de Karl Kraus, extraídos de La tarea del artista (Casimiro, Madrid, 2011), con la pertinente autorización de su traductor y antólogo, el propio Catalán, a quien agradecemos su generosidad.


María Zambrano: la entraña del cielo

En el libro titulado Dictados y sentencias (Edhasa, Barcelona, 1999), Antoni Marí realizó una selección de frases entresacadas de las obras de María Zambrano, tal vez la autora más densa, honda y audaz del pensamiento español de todos los tiempos. La exigencia de claridad que la propia Zambrano planteaba como horizonte moral y conceptual de la filosofía se traduce en un estilo con sobreabundancia de expresiones rotundas, apodícticas, válidas por sí mismas aunque deudoras de una cosmovisión que las ilumina y dignifica. Es por ello que la operación desnaturalizadora de Marí, y en general de todas las antologías que destilan aforismos a partir de textos de otra naturaleza, encuentra en este caso una plena justificación, tanto filosófica como poética.