Las misantropías de Benjamín Barajas


Benjamín Barajas (Michoacán, México, 1965) ha publicado los libros de creación Divagando en la voz [UAM-I, México, 1987]; Tadrio (Verdehalago, México, 1992); Empieza el aire [UAM-A/ Verdehalago, México, 1996]); Luz de la memoria [Ediciones del Lirio, México, 1988]; La gracia inmóvil [Ediciones del Lirio/ Tinta Nueva, México, 2002]; Mirada adversa [Tinta Nueva/ Unidad Cooperativa de Refrescos Pascual, México, 2002]; Escafandra [Universidad Autónoma de Puebla, México, 2004], Microensayos [Ediciones Tintanueva, México, 2004]; Pasión encerrada [Raíz del agua, México, 2007]; Poemas de agosto [Doble Sol, Buenos Aires, 2008]; La terquedad relampagueante [Ediciones Arlequín y Raíz del Agua, México, 2009]; Breves autopsias [Cuadrivio, México, 2013] y Jardín minado [Cuadrivio, México, 2015]. También es autor, entre otros, de los textos de divulgación Tras la huella de la poesía [Edĕre, México, 2001] y Diccionario de términos literarios y afines [Edĕre, México, 2006]. Los aforismos que reproducimos a continuación pertenecen al libro Misantropías, que ha publicado Libros al Albur en formato ebook.


Sólo deberíamos confiar en el delicado equilibrio de lo provisional.


En el rostro agraciado vemos a intervalos la belleza y su ruina.


Todo el mundo suele repudiar la guerra, pero se aprovecha de sus despojos.


Para cualquier imbécil un enemigo es un lujo.


No hay mejor festín antropofágico que aquel donde se engulle la miseria ajena.


Las rebeliones estéticas tienen por costumbre el rechazo de lo real, a menos que lo consideren su conquista.


Durante algún tiempo soñé con tener discípulos, ahora sólo quiero denunciarlos. 


Sólo nos angustia y nos desgarra el amor posible.


Uno empieza a envejecer cuando asume la tarea de disimular la edad. 


El amor anula el tiempo, por eso la conciencia de su plenitud te exhibe como a una criatura prehistórica.


La cumbre de todo héroe es la caricatura.


La tolerancia a la vida de los otros sólo es posible en la literatura. En este sentido, creo que de haber sido confidente de Madame Bovary, yo mismo la habría matado.


Casi a todos los nihilistas dignos de aprecio los traiciona la escritura, que es la bandera insurgente en su tumba de apestados.


Después de mil años de esclavitud teológica, la filosofía se convirtió en ama de la ciencia política; a esto podría llamarse una victoria pírrica.


El talento del buitre subyace en nuestros genes; esto se aprecia en la expectación que nos despiertan los accidentes, los cuerpos mutilados y flotantes en los canales de desagüe.


Sorprende que en la Biblia, un libro tan abundante en crímenes y amenazas de muerte, la palabra suicidio sólo aparezca siete veces.


Temeroso de que la realidad lo defraude, el filósofo combate con su látigo el fantasma de las apariencias.


El arrebato iconoclasta de ciertos individuos nos hace suponer que esta humanidad, pese a sus ruindades cotidianas, aún tiene esperanza.


Los habitantes de las ciudades vivimos de los desperdicios del campo. Nuestras madrigueras son sólo innumerables perforaciones a una misma montaña imaginaria.


El narrador es una figura que el lector fácilmente olvida en cuanto la historia resulta de su interés. De algún modo, este personaje es un gusano que produce luz.


A los ojos de la muerte la vejez es imperdonable.


 Libros al Albur


Aforistas españoles vivos

Como un suculento y nutricio menú degustación define Elías Mora su lectura de este Aforistas españoles vivos que Libros al Albur ha puesto al alcance de los lectores aficionados al género. Un espléndido menú de once platos sabiamente combinados en los que, en variadas dosis y tiempos de cocción, y picando de aquí de y de allá, se paladean todos los sabores conocidos, "si bien, al menos para quien esto suscribe y acaso producto de los tiempos que corren, lo ácido y lo amargo se llevan la palma".


El monstruo ama su laberinto, de Charles Simic

La mayoría de las veces, un libro es un solo libro. En contadas ocasiones, un libro es el afortunado abismo al que se asoma el lector para contemplar su verdadero rostro. Simic, en El monstruo ama su laberinto, conforma un muestrario de pinzas, espéculos, agujas, jeringas y bisturís que llagan las manos ensangrentadas de los que se atreven a pasar página. Simic, cirujano y paciente, obtiene de esa autoexploración especular, unas reflexiones que abren la puerta a la sátira: “Los sirvientes de los ricos y poderosos están convencidos de que nosotros les envidiamos su servidumbre”. Pero Simic no se conforma con regodearse señalando los vicios que llevaron a la podredumbre del presente. “El ojo atento empieza a oír”, escribe con áspera lucidez.


Mapa de ninguna parte, de León Molina

Molina es un aforista portentoso, muy dotado, que rehuye con disciplina el chiste y la vana ocurrencia, para acometer sus composiciones con una precisión exquisita, donde nada sobra ni se echa en falta. Son sus textos sumamente breves, sintéticos, aquilatados, aunque para nada simples: rezuman esa dulce ambigüedad que caractiza a los grandes cultivadores del género. Casi nunca pontifica, y cuando lo hace es con la sabia benevolencia del amigo que va a respetar lo que, en cualquier caso, queramos hacer con nuestra vida. "Seducir es inducir sin aducir".


Convivir con lo inestable, de Eliana Dukelsky

La lengua o el espejo, el primer título de la autora, no es un libro de aforismos al uso. Ello lo percibe enseguida el lector cuando, a diferencia de otros títulos, no puede soltar el libro tras la amena lectura de una docena de páginas, por miedo a saturarse. Por el contrario, la impresión (completamente subjetiva, como cualquier impresión) es la de haber emprendido un viaje junto a la autora, y estar recorriéndolo, de nuevo, junto a ella, en una suerte de travesía submarina de la cual, de un modo u otro, intuye que va a emerger renovado, purificado en cierto sentido.



De los aforismos de Lichtenberg, que tradicionalmente han conocido una excelente acogida en el mercado editorial español, existen tres ediciones distintas, publicadas por Edhasa, Cátedra y Fondo de Cultura Económica. Este volumen publicado por Hermida Editores, el primero de la obra completa que ahora se publica en traducción de Carlos Fortea y prólogo de Jaime Fernández, recoge los tres primeros cuadernos según la edición canónica publicada en alemán, con lo cual nos encontramos ante una novedad de importancia dentro del género en español.


Los seminales aforismos de José Bergamín

El aforismo ocupa en la creación bergaminiana un papel no menor que reconoce él mismo cuando asume que "mis textos extensos, en cierta medida, son aforismos perifrásticos. Y mis aforismos, una autobiografía sincopada". El carácter vehemente de Bergamín le induce, con frecuencia, a descargar conceptos como trallazos, no por intuitivos menos profundos. En una carta a un amigo, le confiesa esta naturaleza convulsa de su expresión aforística: "mis aforismos se amontonan, sin darme cuenta, y me estorban para trabajar. Tengo que echarlos fuera pronto".



Los Aforismos de Oscar Wilde que recopila Gabril Insausti en esta edición recientemente publicada por Renacimiento, dentro de la magnífica colección A la mínima dirigida por Manuel Neila, suponen una magnífica demostración del inmenso talento del autor para el género más brave. Se trata, en su mayoría, de frases entresacadas de sus propias obras, que avalan la capacidad sintética, incluso sentenciosa, del irlandés.


Ilusión y verdad del arte, de Nietzsche

Ilusión y verdad del arte es una antología de pensamientos de Friedrich Nietzsche en torno al tema de la ilusión y la autenticidad en el arte. Escogidos, traducidos y prologados por Miguel Catalán, dan una visión panorámica de las ideas del filósofo alemán sobre la función y el sentido del arte en la vida humana. Aunque el orden de los textos es temático y no temporal, por estas páginas van pasando ante los ojos del lector las distintas fases del pensamiento de Nietzsche hasta los casi desconocidos fragmentos póstumos.


Los entrañables motivos de Morante

En Motivos personales se establece "un diálogo raro entre un escepticismo de largo alcance y una ingenuidad entusiasta" que nos resulta familiar a quienes hemos superado la edad de creernos todo lo que nos cuenten. Esta veta pura que subsiste bajo la gruesa capa de los desengaños es la que le permite escribir, de forma espléndida: "No desmayes; en cada esquina roza la brisa del asombro" (que nunca sabremos si se lo decía porque lo creía o para no descreer de todo ya del todo), o: "De madrugada, un vitalismo insomne me pregunta qué hacer para empezar de nuevo". Probablemente Morante no se engañe y sepa que no es posible ese absoluto recomienzo: "Sé que lo creo no es cierto. Pero es tarde para buscar otras creencias"; pero sí que queda tiempo para ensayar pequeños reinicios, coincidiendo con la escritura de nuevas obras o, por qué no, con el reencuentro con las pequeña alegrías de la vida en contacto con la naturaleza.



Reflexiones del señor Z. no es un libro de aforismos, en el sentido clásico del término: sus 259 textos, más o menos breves todos ellos, encajan mal con la aspiración más o menos moral, más o menos sapiencial, del lapidario género más breve. Aquí, unos llevan a otros, como cuentas distintas de un mismo collar. Reflexiones del señor Z. tampoco es un libro de microrrelatos, entendidos como lentejuelas narrativas que brillan un momento, cuando incide sobre ellas la luz de la lectura, y luego se apaga. En este caso, la luz rebota y va dando saltos, sin encontrar un posadero al final.


El caracol dorado, de Dionisia García

El caracol dorado es una colección de aforismos que dibuja una sensibilidad moral; buena parte de los textos incide en la reflexión sobre las enseñanzas de lo cotidiano. Si es cierto que “abarcar el cromatismo de la vida es imposible”, el sujeto en tránsito mantiene un estado de búsqueda, ahonda en los matices, persiste en la tarea de observar las mutaciones y los pequeños gestos del entorno. De este modo de pensar y sentir surge el impulso de una escritura indagatoria que hace balance y postula enunciados aplicables a la experiencia. El libro prosigue el recorrido abierto en 1984 por Ideario de otoño, que halló continuidad, una década después, con Las voces detenidas.



La ventana invertida, del filósofo y mago Miguel Catalán, no es su primer libro. Ni es el primer libro suyo que leo. A Catalán, como a mí, le gusta lo breve. Seguramente, al igual que yo, lo ha leído todo. Sin duda es un lector exhaustivo, pero se queda con lo nuclear, lo contundente, lo esencial. Y todo ello le inspira lo propio. Esta “ventada invertida” lo presupone. Se nota que tiene un gran dominio de la concisión, al menos para expresar sus pensamientos por escrito. Y yo se lo agradezco profundamente. Esta ventana suya nos ofrece las reflexiones que se hace a sí mismo sobre su entorno más interno y externo.


La cruel certeza de Pérez Antolín

El aforismo goza de plena salud. Como género literario, ofrece una fórmula reflexiva, provocadora, asertiva que, pese a los interrogantes que es susceptible de abrir, da seguridad, pues proporciona una racionalidad que persigue poner en orden el mundo. Y el nuevo libro de Mario Pérez Antolín, La más cruel de las certezas, es un buen ejemplo de la actualidad del aforismo y de su eficacia como medio de expresar una racionalidad frente al desorden.

 

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