Aforistas hispánicos del siglo XX: una interesante aproximación


José Luis Trullo.- Manuel Neila es uno de los especialistas más eminentes del aforismo en español. Nació en 1950 en Hervás (Cáceres). Pasó su juventud en Asturias, y estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Oviedo, donde se licenció en Filología Románica. Colabora habitualmente en revistas literarias como Clarín, Turia, Cuadernos hispanoamericanos, Claves y Quimera. Poeta cauteloso y casi secreto, se decantó enseguida por la poesía esencial y el silencio del que emerge. Tras los poemas de Clamor de lo incesante (Jugar con fuego, 1978), con los que se dio a conocer, fue incluido en la antología Las voces y los ecos (Ediciones Júcar, 1980). Entre sus publicaciones más recientes destacan: el conjunto aforístico El silencio roto (1998), el volumen de ensayos Las palabras y los días (2000) y la edición bilingüe de Cantos de frontera (2003), cuya versión francesa corrió a cargo de Michelle Serre. Reunió sus colecciones de poesía en el volumen Huésped de la vida (2005) y ha publicado El camino original [Antología poética, 1980-2012] (2014). Su predilección por las formas breves se ha materializado en los volúmenes El silencio roto, Pensamientos de intemperie y Pensamientos desmandados, que se acogen al título genérico de El pensamiento errante. En la actualidad, dirige la colección de aforismos «A la mínima» para la editorial Renacimiento. Ha traducido con esmero a Gérard de Nerval, Charles Baudelaire, Philippe Jaccottet, Haroldo de Campos y Àlex Susanna, entre otros. También ha editado los volúmenes: Páginas escogidas, de Michel de Montaigne; Papeles póstumos, del madrileño Ángel Sánchez Rivero; Sentencias y donaires, de Antonio Machado, y Hogares humildes. Obra poética, del asturiano José García-Vela. Entre sus publicaciones más recientes cabe destacar: un volumen de carácter fragmentario Clima de riesgo (2015), la colección de aforismos Pensamientos desmandados (2015) y la recopilación de ensayos El escritor y sus máscaras (2015). Ha traducido al castellano a Gérard de Nerval, Charles Baudelaire, Philippe Jaccottet, Haroldo de Campos y Àlex Susana, entre otros. También ha editado los volúmenes: Páginas escogidas, de Michel de Montaigne; Papeles póstumos, del madrileño Ángel Sánchez Rivero; Sentencias y donaires, de Antonio Machado, y Hogares humildes. Obra poética, del asturiano José García-Vela.

Bajo el título de La levedad y la gracia, Manuel Neila presenta una serie de ensayos acerca de las formas breves de expresión y, en particular, sobre los principales aforistas españoles e hispanoamericanos del siglo XX, entre los que destacan: Juan Ramón Jiménez y Antonio Porchia, José Bergamín y Enrique José Varona, Ángel Crespo y Nicolás Gómez Dávila. Este libro entraña una honda inquietud por el aforismo, en el que se vislumbra una curiosa alianza entre tradición e innovación, entre orden y aventura. En cuanto que género milenario, el aforismo nos reconcilia con la tradición y el orden. En cuanto que género insurgente, es una apuesta segura por la innovación y la aventura. El autor intenta una explicación crítica del género aforístico con el fin de establecer sus rasgos dominantes y sus características peculiares. Independientemente de su relación inestable con el pensamiento y con la poesía, la escritura aforística es una modalidad expresiva que se enmarca dentro de las formas breves de expresión, entre las que se cuentan tanto los pensamientos discontinuos (máximas, sentencias, aforismos, entre otros), como las prosas abreviadas (apólogos, relatos breves, poemas en prosa, y otros más), y todo ello en el sentido que la teoría literaria alemana, inglesa y, recientemente, italiana y francesa, vienen confiriendo a estos términos. Versado en las formas breves de expresión, Manuel Neila es autor de varios volúmenes fragmentarios (El silencio roto, Clima de riesgo); ha publicado dos colecciones de aforismos (Pensamientos de intemperie, Pensamientos desmandados) y dirige actualmente la colección «A la mínima» en la editorial Renacimiento.

El libro consta de nueve textos, publicados previamente en distintas revistas como Clarín, Cuadernos Hispanoamericanos, Turia o Ínsula, así como en forma de prólogo de antologías aforísticas. El interés del volumen, aparte de franquearnos el acceso a un análisis meticuloso del concepto aforismo en distintos asedios conceptuales complementarios entre sí (como el que discierne con precisión quirúrgica las distintas variantes del género fragmentario: moralista, metafísica, etc.), reside en la aportación de ejemplos de autores poco conocidos por el aficionado al género (como Franz Tamayo, el poeta Amado Nervo, el novelista Ramón J. Sender o el filósofo Eugenio Trías), célebres por dedicarse con profusión a otras formas literarias. Este aporte de aforismos inéditos o dispersos redunda en una lectura ágil y "leve" -en el mejor sentido del término-, que rehúye la clásica pesadez de las indagaciones filológicas, sin caer por ello en la banalidad que tanto amenaza a un género de por sí bastante vulnerable a ella.

Un breve extracto de los aforismos a los que aludo:

En toda cosa hay un antes de su comienzo y un después de su fin, que borran su comienzo y su fin (Antonio Porchia)

¿Libertad? En las nubes. ¿Igualdad? Bajo tierra. ¿Fraternidad? En ninguna parte. (Enrique José Varona)

A la humanidad sólo algún gato la entiende, y por eso son precavidos y distantes (Ramón J. Sender)

Razonar y convencer, ¡qué fácil, largo y trabajoso! ¿Sugestionar? ¡Qué fácil, rápido y barato! (S. Ramón y Cajal)

Al desaparecer la profundidad religiosa, las cosas se reducen a una superficie sin grosor donde se transparente la nada (N. Gómez Dávila)

En política, como en arte, los "novedosos" apedrean a los originales (A. Machado)


Lógicamente, La levedad y la gracia no pretende hacerse pasar por lo que no es; y lo que no es, es una monografía comprehensiva y totalizadora, sino un conjunto de artículos dispersos. Y, aun así, consigue transmitirle al lector la profunda coherencia que guía las lecturas del autor, con lo cual la impresión final es la de encontrarnos ante un título importante para cualquier aficionado al género aforístico, e incluso al mero amante de la literatura en español. Bien por Neila y bien por Renacimiento, editorial que ya se ha convertido en buque insignia del género más breve en nuestro país.

M. Neila, La levedad y la gracia. Renacimiento, Sevilla, 2016. 157 páginas.




Aforistas españoles vivos

Como un suculento y nutricio menú degustación define Elías Moro su lectura de este Aforistas españoles vivos que Libros al Albur ha puesto al alcance de los lectores aficionados al género. Un espléndido menú de once platos sabiamente combinados en los que, en variadas dosis y tiempos de cocción, y picando de aquí de y de allá, se paladean todos los sabores conocidos, "si bien, al menos para quien esto suscribe y acaso producto de los tiempos que corren, lo ácido y lo amargo se llevan la palma".


El mayúsculo Pascal de Torné

En unos tiempos tan estúpidos como los que nos ha tocado padecer, el Pascal de Torné (así es como habría que referirse en adelante a este extraordinario libro que ya siempre me acompañará en lo que me queda de vida) supone una inyección intelectual y espiritual mayúscula. No hay línea sin sopesar, párrafo sin provecho, página que esté de más; al contrario, es un libro que te crece entre las manos a medida que lo lees, entre el estupor y la maravilla.


Pere Saborit: disolver lo consabido

Cuando el humor se utiliza de esta forma lúcida, fina, sin acidez, se convierte en uno de los medios más eficaces para disolver lo consabido, el sinsentido del mundo que hemos construido, tan lleno de convencionalismos que lo acartonan, enjuagando la suciedad sobrepuesta, extrayendo los sentidos implícitos. Al igual que el restaurador, al limpiar el polvo acumulado en un retablo gótico por siglos de abandono, devuelve parte de su brillo original, Saborit quiere devolverle al lenguaje esa función higiénica que al menos palíe en parte el sinsentido del mundo que hemos construido.


Juan Manuel Uría: lo oculto bajo tierra

Dos por la mañana es el primer libro de aforismos del poeta vasco Juan Manuel Uría, y en él comparte autoría con el artista gráfico Pablo Gallo, quien 'comenta' los textos con sus primorosos dibujos, plenos de ingenio y buen gusto. Estos aforismos nos muestran a un autor maduro e irónico que rehúye el estilo sentencioso para desgranar verdades cotidianas, basadas en el sentido común y el desprecio por la impostura y la retórica gratuita. Según Uría, "el aforismo debe ser nómada, ligero pero de huella indeleble, y algo canalla", y sin duda tienen los suyos mucho de grácil e incluso lúdico.


Cometario, de Jesús Cotta

Los conceptos que utiliza Cotta no son, para nada, innovadores ni originales, y la verdad es que tampoco lo necesitamos pues, como reza su aforismo, remedando a Gide: "Todo está dicho, pero se nos ha olvidado". Así pues, Cometario está trufado de benditas obviedades, perogrulladas sanas y verdades como puños que, en estos tiempos de inflacionaria (y superflua) creatividad desnortada, nos recuerdan que lo importante sigue siendo lo que importaba a los que nos precedieron, e inquietará a los que nos sigan. Pues: "Si no existe una naturaleza humana universal, ¿por qué a los hombres nos ha dado siempre por lo mismo?".


El monstruo ama su laberinto, de Charles Simic

La mayoría de las veces, un libro es un solo libro. En contadas ocasiones, un libro es el afortunado abismo al que se asoma el lector para contemplar su verdadero rostro. Simic, en El monstruo ama su laberinto, conforma un muestrario de pinzas, espéculos, agujas, jeringas y bisturís que llagan las manos ensangrentadas de los que se atreven a pasar página. Simic, cirujano y paciente, obtiene de esa autoexploración especular, unas reflexiones que abren la puerta a la sátira: “Los sirvientes de los ricos y poderosos están convencidos de que nosotros les envidiamos su servidumbre”. Pero Simic no se conforma con regodearse señalando los vicios que llevaron a la podredumbre del presente. “El ojo atento empieza a oír”, escribe con áspera lucidez.


Mapa de ninguna parte, de León Molina

Molina es un aforista portentoso, muy dotado, que rehuye con disciplina el chiste y la vana ocurrencia, para acometer sus composiciones con una precisión exquisita, donde nada sobra ni se echa en falta. Son sus textos sumamente breves, sintéticos, aquilatados, aunque para nada simples: rezuman esa dulce ambigüedad que caractiza a los grandes cultivadores del género. Casi nunca pontifica, y cuando lo hace es con la sabia benevolencia del amigo que va a respetar lo que, en cualquier caso, queramos hacer con nuestra vida. "Seducir es inducir sin aducir".


Convivir con lo inestable, de Eliana Dukelsky

La lengua o el espejo, el primer título de la autora, no es un libro de aforismos al uso. Ello lo percibe enseguida el lector cuando, a diferencia de otros títulos, no puede soltar el libro tras la amena lectura de una docena de páginas, por miedo a saturarse. Por el contrario, la impresión (completamente subjetiva, como cualquier impresión) es la de haber emprendido un viaje junto a la autora, y estar recorriéndolo, de nuevo, junto a ella, en una suerte de travesía submarina de la cual, de un modo u otro, intuye que va a emerger renovado, purificado en cierto sentido.



De los aforismos de Lichtenberg, que tradicionalmente han conocido una excelente acogida en el mercado editorial español, existen tres ediciones distintas, publicadas por Edhasa, Cátedra y Fondo de Cultura Económica. Este volumen publicado por Hermida Editores, el primero de la obra completa que ahora se publica en traducción de Carlos Fortea y prólogo de Jaime Fernández, recoge los tres primeros cuadernos según la edición canónica publicada en alemán, con lo cual nos encontramos ante una novedad de importancia dentro del género en español.


Los seminales aforismos de José Bergamín

El aforismo ocupa en la creación bergaminiana un papel no menor que reconoce él mismo cuando asume que "mis textos extensos, en cierta medida, son aforismos perifrásticos. Y mis aforismos, una autobiografía sincopada". El carácter vehemente de Bergamín le induce, con frecuencia, a descargar conceptos como trallazos, no por intuitivos menos profundos. En una carta a un amigo, le confiesa esta naturaleza convulsa de su expresión aforística: "mis aforismos se amontonan, sin darme cuenta, y me estorban para trabajar. Tengo que echarlos fuera pronto".



Los Aforismos de Oscar Wilde que recopila Gabril Insausti en esta edición recientemente publicada por Renacimiento, dentro de la magnífica colección A la mínima dirigida por Manuel Neila, suponen una magnífica demostración del inmenso talento del autor para el género más brave. Se trata, en su mayoría, de frases entresacadas de sus propias obras, que avalan la capacidad sintética, incluso sentenciosa, del irlandés.


Ilusión y verdad del arte, de Nietzsche

Ilusión y verdad del arte es una antología de pensamientos de Friedrich Nietzsche en torno al tema de la ilusión y la autenticidad en el arte. Escogidos, traducidos y prologados por Miguel Catalán, dan una visión panorámica de las ideas del filósofo alemán sobre la función y el sentido del arte en la vida humana. Aunque el orden de los textos es temático y no temporal, por estas páginas van pasando ante los ojos del lector las distintas fases del pensamiento de Nietzsche hasta los casi desconocidos fragmentos póstumos.


Los entrañables motivos de Morante

En Motivos personales se establece "un diálogo raro entre un escepticismo de largo alcance y una ingenuidad entusiasta" que nos resulta familiar a quienes hemos superado la edad de creernos todo lo que nos cuenten. Esta veta pura que subsiste bajo la gruesa capa de los desengaños es la que le permite escribir, de forma espléndida: "No desmayes; en cada esquina roza la brisa del asombro" (que nunca sabremos si se lo decía porque lo creía o para no descreer de todo ya del todo), o: "De madrugada, un vitalismo insomne me pregunta qué hacer para empezar de nuevo". Probablemente Morante no se engañe y sepa que no es posible ese absoluto recomienzo: "Sé que lo creo no es cierto. Pero es tarde para buscar otras creencias"; pero sí que queda tiempo para ensayar pequeños reinicios, coincidiendo con la escritura de nuevas obras o, por qué no, con el reencuentro con las pequeña alegrías de la vida en contacto con la naturaleza.



Reflexiones del señor Z. no es un libro de aforismos, en el sentido clásico del término: sus 259 textos, más o menos breves todos ellos, encajan mal con la aspiración más o menos moral, más o menos sapiencial, del lapidario género más breve. Aquí, unos llevan a otros, como cuentas distintas de un mismo collar. Reflexiones del señor Z. tampoco es un libro de microrrelatos, entendidos como lentejuelas narrativas que brillan un momento, cuando incide sobre ellas la luz de la lectura, y luego se apaga. En este caso, la luz rebota y va dando saltos, sin encontrar un posadero al final.


El caracol dorado, de Dionisia García

El caracol dorado es una colección de aforismos que dibuja una sensibilidad moral; buena parte de los textos incide en la reflexión sobre las enseñanzas de lo cotidiano. Si es cierto que “abarcar el cromatismo de la vida es imposible”, el sujeto en tránsito mantiene un estado de búsqueda, ahonda en los matices, persiste en la tarea de observar las mutaciones y los pequeños gestos del entorno. De este modo de pensar y sentir surge el impulso de una escritura indagatoria que hace balance y postula enunciados aplicables a la experiencia. El libro prosigue el recorrido abierto en 1984 por Ideario de otoño, que halló continuidad, una década después, con Las voces detenidas.



La ventana invertida, del filósofo y mago Miguel Catalán, no es su primer libro. Ni es el primer libro suyo que leo. A Catalán, como a mí, le gusta lo breve. Seguramente, al igual que yo, lo ha leído todo. Sin duda es un lector exhaustivo, pero se queda con lo nuclear, lo contundente, lo esencial. Y todo ello le inspira lo propio. Esta “ventada invertida” lo presupone. Se nota que tiene un gran dominio de la concisión, al menos para expresar sus pensamientos por escrito. Y yo se lo agradezco profundamente. Esta ventana suya nos ofrece las reflexiones que se hace a sí mismo sobre su entorno más interno y externo.


La cruel certeza de Pérez Antolín

El aforismo goza de plena salud. Como género literario, ofrece una fórmula reflexiva, provocadora, asertiva que, pese a los interrogantes que es susceptible de abrir, da seguridad, pues proporciona una racionalidad que persigue poner en orden el mundo. Y el nuevo libro de Mario Pérez Antolín, La más cruel de las certezas, es un buen ejemplo de la actualidad del aforismo y de su eficacia como medio de expresar una racionalidad frente al desorden.

 
La duda sin complejos de Felipe Valle

Sobre un dolor mil veces reflexionado germinan los poemas, ensayos y narrativas de Felipe Valle Zubicaray. Pudiera parecer que su relación con los aforismos le revela como un chulo de certezas, pero lo cierto es que duda sin complejos. Borges diría de él que es inteligente porque duda. Quien suscribe añadiría que duda porque muere en cada palabra escrita. De sutil descaro se convierte en provocador de guillotina, donde primero se escribe lo que se siente y luego tal vez se lee lo que se piensa. Lo que son las cosas provoca en quien lo rastrea a golpe de clic ganas de más batalla. En este exótico diccionario, Felipe nos deja una vez más solos y a la intemperie para invitarnos a liderar el pensamiento propio estimulando el debate crítico y regenerador.



 microfilias