Cuestionario Chamfort: Jesús Cotta


Foto de José Luis Trullo
Jesús Cotta nació en Cártama, en 1967. Estudió la carrera de Filología Clásica. Desde hace años reside en Sevilla y actualmente imparte clases de Filosofía y Griego en el IES Martínez Montañés de la capital hispalense. Publicó sus primeros poemas en la revista Nadie parecía. Es autor de ensayos como Topicario. Arpones contra el pensamiento simple o Ulises y las sirenas. El dilema de la infidelidad. También ha escrito la novela Las vírgenes prudentes y los libros de poemas A merced de los pájaros, Menos la luna y yo, y Niños al hombro. Como aforista ha publicado Cometario (La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015). Es miembro de la tertulia literaria Los Mercuriales.

1. ¿Recuerda cuándo empezó a escribir aforismos de una forma consciente, es decir, comprometido con el género en cuanto autor? 

Desde siempre me gustaron los aforismos. Soy muy dado a acometer proyectos en mi vida presidiéndolos con una máxima que los inspire. Y cuando me hice profesor, adopté de un buen amigo mío la costumbre de empezar la clase con un proverbio, una cita o una máxima. A los alumnos les gustan tanto, que algunos se los tatúan. Y luego empecé a publicar algunos en mi cuaderno de bitácora. Creé una categoría especial y ellos me engancharon, porque me producen, al crearlos, la misma sensación que salir de un laberinto. Los aforismos son como hilos de Ariadna.

2. ¿Cuál es su método de creación y composición de aforismos? ¿Los corrige de forma concienzuda, o prefiere respetar la primera intuición? 

A veces el aforismo viene solo y redondo, directamente bajado del cielo. Pero ahora que tengo que responder a esta pregunta, me doy cuenta de que en general sigo tres fases. En la primera, antes de componer un aforismo, me viene primero una inspiración (una inspiración que se puede provocar) que consiste en un par o en un trío de conceptos que se me presentan como opuestos o complementarios o incompatibles o misteriosamente unidos y cuya relación profunda tengo que desentrañar. En la segunda empiezo a componer frases donde esa relación se revele del modo más lúcido, breve, contundente y completo posible y con el menor número de palabras. Tengo que escribir muchas frases, con muchas estructuras sintácticas distintas, hasta que encuentro la que más juego y música me aporta para decir exactamente lo que quiero decir. ¿Frases en yuxtaposición? ¿Frases subordinadas? ¿Uso la primera persona del singular o la del plural? ¿La segunda del singular o la tercera del plural, o bien recurro a una construcción impersonal? ¿Quién es el sujeto: la gente o alguna gente? ¿Pongo un “siempre”, un “a veces”, un “nunca”? ¿Es mejor sacrificar un poco de claridad y lógica para poner alguna metáfora o imágenes que la hagan más expresiva? Etc. Y en tercer lugar someto el aforismo a lo que yo llamo la prueba del tatuaje y de la secta. Me pregunto: ¿Se podría tatuar un adolescente esto en la espalda sin avergonzarse cuando se lo vean en la intimidad treinta años después? O me pregunto: Si una secta adopta este aforismo como lema, ¿se vuelve menos peligrosa? Si la respuesta es que sí en ambos casos, entonces Nihil obstat. Aun así me ha sucedido que en mi libro de aforismos Cometario he dado por válidos algunos aforismos sin pasar esas pruebas, pero que me sedujeron con sus fuegos fatuos.

3. ¿Cuáles son sus aforistas de cabecera?  

Soy dado a leer más bien autores que, sin escribir necesariamente aforismos, están plagados de sentencias maravillosas e iluminadoras, como Séneca, Chesterton, Jardiel Poncela o libros como Ascética de Kazantzakis, Chesterton, Wilde. Pero mis autores de cabecera en este género son Baltasar Gracián y Pascal.

4. Dígame su aforismo favorito, aquel que envidia no haber escrito usted.  

Se me ocurre que podría ser “Ama y haz lo que quieras”, de san Agustín. Reúne muchas condiciones: contundencia, bondad, sabiduría, densidad, fecundidad, elegancia. Abre caminos, ilumina conciencias, abate prejuicios y miedos. ¿Qué más se puede pedir? Y cuando uno lo oye por vez primera, parece que ya nació hecho y para siempre, desde el principio de los tiempos, pero, en realidad, hay tras él todo un proceso intelectual y personal de madurez interior.

5. ¿Recuerda el mejor aforismo sobre el aforismo que haya leído?

La verdad es que solo recuerdo uno que no sé de quién es y que Enrique Baltanás me dijo una vez: “El aforismo es el antioxidante del tópico”, que yo interpreto en el sentido de que el aforismo es un buen alimento intelectual contra los efectos de la comida basura que es el tópico y, por eso, lo que hacen muchos aforismos es precisamente refutar el tópico.

6. ¿Qué lugar ocupa el aforismo en su actividad creadora, respecto a  otros géneros?   

El aforismo exige la máxima belleza formal y el mayor rigor de pensamiento. Es un híbrido de poesía y filosofía. Las dos me encantan. Es el microrrelato o el micropoema de la filosofía. Los primeros filósofos escribían en poesía y por eso les salían aforismos. Eso es para mí el aforismo: el ámbito creativo donde pensamiento y belleza, filosofía y poesía, se hacen novios y yo soy el que tiene que escribirles las cartas de amor.

7. ¿Cree que se está produciendo en España cierta burbuja aforística?  

Decía nuestro Baltasar Gracián “Más valen quintaesencias que fárragos”. Pues bien, en la Red nadie quiere fárragos, sino quintaesencias. Por eso hay tanto aforismo o, mejor dicho, tanta frase breve y con pretensiones. Los verdaderos aforismos con quintaesencia siempre serán pocos. Pero aquí están las páginas como esta para encontrarlos y echarlos como cometas al cielo. Ocurre además que para escribir solo se necesita saber hablar y, si acaso, tener papel y lápiz o un móvil. Y por eso siempre hay más burbuja de escritores que de pintores, músicos y escultores, que necesitan instrumentos y materiales.

8. ¿Qué influencia cree que pueden haber ocasionado ciertos fenómenos sociales (como la publicidad o las redes sociales) en el actual boom del aforismo?  

No sigo las redes sociales. Pero sí vivo en el mundo. Y lo que veo es un auge espantoso de ideologías como el animalismo, el feminismo, el indigenismo, la ideología de género, que parasitan a muchas personas y las hacen soltar pomposamente frasecitas que, más que aforismos, son tópicos, consignas, lemas para sentirse cargados de razón y hallar un eco entre los adeptos, que son legión. Pero también veo que, puesto que estamos en un ambiente favorable a lo micro y fragmentario, el buen aforismo, el libre e independiente, puede hacerse un hueco entre individuos libres e independientes.

9. ¿Qué virtud y qué peligro puede tener el aforismo respecto a otros géneros literarios?  

La virtud del aforismo es que, si es incisivo y revelador y bueno y es disparado en el momento justo, puede cambiar en diez palabras la vida de una persona, lo que quizá no logren durante toda una vida cien tratados de filosofía. Me ha pasado muchas veces que un aforismo leído al azar me ha resuelto para siempre y con brillantez cuestiones filosóficas o morales en las que yo llevaba años empeñado y embrollado. Esa es su virtud: tanto impacto en tan pocas palabras.

Y su peligro es caer en el fuego de artificio, en la greguería ingeniosilla, en el juego de palabras, en la afirmación gratuita, el brindis al sol, el tópico con pretensiones, en disparar a diestro y siniestro solo porque se tiene una pistola de gatillo fácil.

10. Para terminar, obséquieme con un aforismo inédito, nunca antes publicado en ningún otro sitio. 

No consideres tu opinión más cierta por ser tuya, sino más tuya por ser cierta.



OTROS AUTORES



Juan Kruz Igerabide

Juan Kruz Igerabide (Aduna, Gipuzkoa. 1956) en la actualidad es maestro de primaria. Licenciado en Filología Hispánica y doctor en Filología Vasca. Autor de aforismos, poemas, narrativa y literatura infantil. Ha publicado diversos libros de aforismos en euskera, recogidos en español en También las verdades mueren (Alga-Alberdania, 2004) y Breviario perplejo (Trea, 2017). Egirabide responde al Cuestionario Chamfort para esclarecer los aspectos esenciales de su quehacer literario.


Sergio García Clemente

García Clemente (Santa Cruz de Tenerife. 1974) es licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna. Ha publicado poemas, aforismos y artículos en diversas revistas digitales como El rincón del haiku, Revista Almiar, La nave de los locos, Documenta minima, Oculta Lit, Piedra y Cielo o El Aforista. En el año 2013 obtuvo el I Premio Internacional José Bergamín de Aforismos por la obra Dar que pensar (Cuadernos del Vigía, 2014), sello editorial que también acogió, en el año 2017, su segundo libro de aforismos, Mirar de reojo. Asimismo, ha sido incluido en algunas antologías del género aforístico.


Aitor Francos

Francos es el ganador del III Premio Internacional de Aforismos José Bergamín, convocado por la editorial granadina Cuadernos del Vigía. Aitor Francos (Bilbao, 1986) ha publicado hasta la fecha los libros Igloo (Renacimiento, 2011. XIV Premio Surcos), Un lugar en el que nunca he escrito (Renacimiento, 2013), Libro de las invitaciones (Baile del sol, 2013), Las dimensiones del teatro (La Isla de Siltolá, 2015) y la plaquette Ahora el que se va soy yo (4 de agosto, Colección Planeta Clandestino, 2014). Escribe crítica y artículos para suplementos como ElCuaderno y Pérgola, y en revistas como Quimera.


Jordi Doce

Jordi Doce (Gijón, 1967) es poeta, crítico y traductor. Doctor en letras por la Universidad inglesa de Sheffield. Traductor, ha publicado los poemarios Lección de permanencia (Pre-Textos, 2000), Otras lunas (XXVIII Premio de Poesía Ciudad de Burgos; DVD, 2002) y Gran angular (DVD, 2005). En prosa ha publicado Hormigas blancas (Bartleby, 2005), Imán y desafío (V Premio de Ensayo Casa de América; Península, 2005), Curvas de nivel y Perros en la Playa (La Oficina, 2011).


Gabriel Insausti

Nacido en San Sebastián en 1969, poeta, traductor y profesor de literatura. Es Doctor en Filología Hispánica y en Filología Inglesa. Desempeña su labor docente en el departamento de Literatura hispánica y Teoría de la literatura de la Universidad de Navarra. En el género aforístico, la editorial Renacimiento de Sevilla acaba de publicar Preámbulos, donde se recopila una buena parte de su quehacer en este campo.


León Molina

El autor, nacido en Cuba y residente en Albacete, ha publicado su primer libro de aforismos en 2015, Mapa de ninguna parte, el cual ha sido saludado por la critica como uno de los hitos del género en castellano de los últimos años. Aparte, es dueño de un hondo decir poético, plasmado en títulos como Llegar El taller del arquero.


Carmen Camacho

Joven autora dotada de una inventiva fértil y provocadora, Camacho es conocida, aparte de por sus originalísimos aforismos y contraaforismos, por su labor didáctica y docente (organiza talleres de creación de aforismos con regularidad) y por su vocación dinamizadora de todo tipo de eventos literarios y culturales.


Elías Moro

Moro, que actualmente reside en la ciudad extremeña de Mérida, es poeta y narrador, aparte de prolífico aforista. Su libro El juego de la taba lo dio a conocer al público lector del género más breve, y en 2015 ha publicado Algo que perder, con el que confirma su don natural para la expresión rápida y concisa.


José Luis Morante

Morante, cuya obra poética ha mericido el  Premio Luis Cernuda, el Internacional de Poesía San Juan de la Cruz, o el Hermanos Argensola. Ha publicado varios libros de poesía y ensayo literario. Es responsable del blog Puentes de Papel. En el género aforístico, escribió Mejores días y acaban de aparecer sus Motivos personales (2015).


Mario Pérez Antolín

De uno de los libros de Pérez Antolín dijo Eugenio Trías que "está lleno de chispazos de inteligencia y sabiduría que acreditan el oficio del que escribe". Victoria Camps, por su parte, elogio de él que "muestra con su escritura que el pensamiento es capaz de emocionar al dejar de ser ese discurso árido que sólo sabe enlazar abstracciones y nos distancia del mundo".


Manuel Neila

Neila es poeta, crítico literario y traductor. Su interés por las “formas breves", en general, y por el aforismo, en particular, se viene materializando en libros como El silencio roto, Pensamientos de intemperie (que incluye una selección de los cuadernos El silencio roto, Palabras en vilo, La voz desnuda, Juicios en alarde) y Pensamientos desmandados, que acaba de aparecer en Ediciones de La Isla de Siltolá.






Aforistas españoles vivos

Como un suculento y nutricio menú degustación ha sido mi lectura de este Aforistas españoles vivos que Libros al Albur ha puesto al alcance de los lectores aficionados al género. Un espléndido menú de once platos sabiamente combinados en los que, en variadas dosis y tiempos de cocción, y picando de aquí de y de allá, se paladean todos los sabores conocidos, si bien, al menos para quien esto suscribe y acaso producto de los tiempos que corren, lo ácido y lo amargo se llevan la palma.



De los aforismos de Lichtenberg, que tradicionalmente han conocido una excelente acogida en el mercado editorial español, existen tres ediciones distintas, publicadas por Edhasa, Cátedra y Fondo de Cultura Económica. Este volumen publicado por Hermida Editores, el primero de la obra completa que ahora se publica en traducción de Carlos Fortea y prólogo de Jaime Fernández, recoge los tres primeros cuadernos según la edición canónica publicada en alemán, con lo cual nos encontramos ante una novedad de importancia dentro del género en español.



Los Aforismos de Oscar Wilde que recopila Gabril Insausti en esta edición recientemente editada por Renacimiento, dentro de la magnífica colección A la mínima dirigida por Manuel Neila, suponen una magnífica demostración del inmenso talento del autor para el género más brave. Se trata, en su mayoría, de frases entresacadas de sus propias obras, que avalan la capacidad sintética, incluso sentenciosa, del irlandés.


Ilusión y verdad del arte, de Nietzsche

Ilusión y verdad del arte es una antología de pensamientos de Friedrich Nietzsche en torno al tema de la ilusión y la autenticidad en el arte. Escogidos, traducidos y prologados por Miguel Catalán, dan una visión panorámica de las ideas del filósofo alemán sobre la función y el sentido del arte en la vida humana. Aunque el orden de los textos es temático y no temporal, por estas páginas van pasando ante los ojos del lector las distintas fases del pensamiento de Nietzsche hasta los casi desconocidos fragmentos póstumos.



Reflexiones del señor Z. no es un libro de aforismos, en el sentido clásico del término: sus 259 textos, más o menos breves todos ellos, encajan mal con la aspiración más o menos moral, más o menos sapiencial, del lapidario género más breve. Aquí, unos llevan a otros, como cuentas distintas de un mismo collar. Reflexiones del señor Z. tampoco es un libro de microrrelatos, entendidos como lentejuelas narrativas que brillan un momento, cuando incide sobre ellas la luz de la lectura, y luego se apaga. En este caso, la luz rebota y va dando saltos, sin encontrar un posadero al final.



La ventana invertida, del filósofo y mago Miguel Catalán, no es su primer libro. Ni es el primer libro suyo que leo. A Catalán, como a mí, le gusta lo breve. Seguramente, al igual que yo, lo ha leído todo. Sin duda es un lector exhaustivo, pero se queda con lo nuclear, lo contundente, lo esencial. Y todo ello le inspira lo propio. Esta “ventada invertida” lo presupone. Se nota que tiene un gran dominio de la concisión, al menos para expresar sus pensamientos por escrito. Y yo se lo agradezco profundamente. Esta ventana suya nos ofrece las reflexiones que se hace a sí mismo sobre su entorno más interno y externo.



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